aragón es extraordinario

Lionel Martorell, el pastor que ama cada reencuentro con Fortanete

Este pastor trashumante se aleja cada año en otoño, en descenso hasta el mar, y regresa en primavera a las cumbres del Maestrazgo; un nómada con dos bases

Lionel Martorell, entre el ganado, en sus pastos familiares
Lionel Martorell, entre el ganado, en sus pastos familiares
Laura Uranga

Si tuviera que contar todos los kilómetros que se ha echado a las suelas de las botas a lo largo de casi medio siglo de trabajo, a Lionel Martorell le costaría un rato hacer la suma. Es uno de los últimos pastores trashumantes que quedan en activo, y la cosa no se queda ahí; además de reivindicar la forma más tradicional de ganadería extensiva, se ha encargado de cultivar acciones formativas en el sector y reivindicar un mejor trato de las administraciones a la hora de regular una actividad que, quizá por inusual en estos tiempos, se encuentra demasiadas veces con trabas burocráticas que la dificultan.

Lionel y su familia echaron raíces en Fortanete, aunque no es el único lugar al que llaman casa; en La Sènia (Tarragona) también tienen asiento. "No soy de Fortanete, sino de Amposta; a los 14 hice la trashumancia a los pastos de Fortanete por primera vez con mi padre, y luego ya fui haciéndola yo solo. Con los años conocí a la que luego fue mi esposa, también hija de ganaderos trashumantes; nos casamos, seguimos en esa dinámica laboral y todavía continuamos en el empeño a día de hoy".

Hacia 1995 se aprobó la nueva ley de vías pecuarias, y también nació la Asociación General de Pastores Trashumantes. "Fui promotor de esta iniciativa y siempre estuve encima de su funcionamiento; luego llegó el Ligallo General de Pastores y la Asociación Nacional de Ganaderos de la raza Cartera. Siempre he andado un poco liado en los movimientos reivindicativos de la trashumancia; además, gracias al contacto con unos colegas vascos a los que visitamos en Aránzazu, nos centramos en una escuela de pastores. De hecho, ellos eran pioneros en el tema, así que con su guía les copiamos el modelo, ligado a un proyecto europeo Equal, y durante cuatro años funcionó muy bien, a mediados de la primera década de este siglo. Salieron experiencias muy bonitas, pero cuando se acabaron los fondos europeos no hubo continuidad de apoyo desde la administración, por falta de fondos. Han salido iniciativas similares en el resto de España, pero ésta, que era pionera en Aragón, se perdió. Sé que Oviaragón mueve una en la zona de Biescas, y me dicen que también se está preparando otra en Huesca, en el valle de Gistaín".

El pastor Lionel Martorell, en un momento de reposo.
El pastor Lionel Martorell, en un momento de reposo.
Laura Uranga

La clave para que la trashumancia funcione no tiene que ver solamente con hacer camino al andar, aunque Machado no erraba con esa frase. "Lo fundamental para un pastor es que la familia le apoye; si no, está abocado a no prosperar en el oficio. Si es soltero y no hay relevo generacional, se disfruta porque lo llevas en la sangre, es como una droga, pero no se perdura del mismo modo".

Dos vidas

Lionel detalla algunos aspectos no tan conocidos de la vida trashumante en este siglo. "Que la familia esté dispuesta a vivir en dos sitios no es fácil; piensa que son dos casas, dos lugares con distintas maneras de vivir, escuelas que cambian para los hijos cada año, suponiendo que vas siempre a mismo sitio... antes aún era más duro, si viajabas a las subastas y era un sitio distinto cada año. Vives con dos teles, dos lavadoras, dos neveras... y pagas un alquiler anual en cada casa".

En otros tiempos, muchos pastores se iban a las masías. Un recurso que ya no está disponible. «La mayoría están abandonadas, pero además de eso hay que pensar en los hijos, que en el mundo actual necesitan del pequeño bienestar de una cierta estabilidad. Cada otoño marchas abajo, cada primavera subes de nuevo; mi mujer empezaba la escuela en Valencia y la acababa en Fortanete. Los nuestros, que ya son mayores, empezaban y acababan en el mismo colegio, porque yo marchaba y se quedaban con mi mujer hasta final de curso. La vida del ganadero trashumante no es fácil, diría que no se puede aconsejar; eso hay que vivirlo y ver si te va".

"Soy nómada, allí donde pasta el ganado y es feliz, yo soy feliz"

Lionel ha cedido el timón a sus hijos, aunque aún se mueve con ellos. "Hago de patriarca -ríe- pero antes mandaba yo y ahora ellos; eso sí, me piden mi opinión. Buscamos lo mismo de siempre, los mejores terrenos y tiempos, hay que estar atentos a las lluvias, moverse antes si ha llovido y hay pastos buenos, mantienes las vías pecuarias en activo... también disfrutamos con una labor bonita en los pueblos por los que pasamos, porque nuestra llegada llama la atención a las nuevas generaciones. En La Iglesuela del Cid es una fiesta cuando vamos, y eso se repite en varios pueblos de Castellón».

Los peques siempre preguntan con acierto. "La que nunca falla es por qué haces esto, de dónde vienes. Tienes que explicar todo desde un principio, y uso mis comparaciones; por ejemplo, les explico que los grande movimientos de las cebras y bisontes en África son siempre de las montañas a los grandes ríos. Aquí en el Maestrazgo y la sierra de Gúdar se trashumaba hacia el Ebro, y luego se cambió hacia Valencia: siempre por conveniencia del ganado".

Mapi y Juan, el gran relevo Martorell Gargallo

Lionel está muy contento porque su mujer Pilar Gargallo y él no son los últimos trashumantes de la familia. "Mis hijos Mapi y Juan son la sexta generación en activo, lo viven y les gusta, nadie les ha obligado; de hecho, probaron otras formas de vivir, saben de los altibajos de esto, de dormir junto al ganado y temer a los ladrones. Los chicos trabajan ahora con ganado avileño que les cedimos nosotros, y también con berrendo y angus, además, hacen venta directa de producto a la gente, del campo a la mesa. Hacen cecina, embutido, chuletones de buey, vaca… tienen 200 vacas y se manejan bien, reparten por media España. Su iniciativa se llama Sabor Trashumante y se les puede contactar en el 697 44 58 46 y strashumante@gmail.com. Quiero recordar los beneficios de la carne de ganado trashumante: viven dos primaveras y dos otoños, tienen mejor cuerpo, mejor sangre y se ahorra en sus cuidados"».

La actividad trashumante ha cambiado un poco sus parámetros debido a las circunstancias del cambio climático. "Antes salíamos hacia la costa en el Pilar, y ahora lo hacemos más allá de Todos los Santos, porque es un hecho que el frío viene más tarde. Lo mismo pasa en el camino inverso: ahora subimos en junio, cuando antes lo hacíamos en mayo. En Fortanete tenemos una finca a 1.900 metros, y hay otra Cantavieja a 1.800; están en dos puertos, Pelao y Tarrascón. Abajo hacemos base en La Sénia, el último pueblo de Tarragona en la linde con Castellón, en el extremo sur de la comarca de la Montsià.

Lionel huye del discurso catastrofista con respecto a su profesión. "Estoy cansado de decir que esto se muere; no se muere mientras haya uno. Lo que sí digo es que deberíamos depender del gobierno central directamente en cuanto a normativa, porque lo que vale para nuestra autonomía puede no valer para Cataluña o la Comunidad Valenciana, y nos movemos por todas ellas; en nuestro mundo casi nunca dos y dos son cuatro. Los viajes llevan días, 10 como mínimo, y pueden ser cinco o seis más".

Lionel está muy agradecido al pueblo que lo acogió. "Cuando llegas como forastero y te reciben tan bien, hasta el punto de que acabas siendo uno de más, no puedes más que agradecerlo. Estoy desde los 14 y tengo 59, llevo el mundo ganadero en la sangre y tengo apego al pueblo, aunque más que trashumante soy nómada; allí donde come tu ganado y es feliz, tú eres feliz; cuando aquí se agosta el terreno, vas buscando el verde. Yo soy libre, es mi gran tesoro como persona".

Artículo incluido en la serie 'Aragón es Extraordinario'.

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