Roban 'El Abuelo', la figura más emblemática del Bosque Encantado de Bureta

El Burosque -así se llama- nace hace ocho meses en la cuesta del Molino, un paseo flanqueado por 35 pinos en los que hoy encontramos casitas en miniatura y personajes de todo tipo.

'El Abuelo', una de sus figuras más queridas del Bosque Encantado de Bureta
'El Abuelo', una de sus figuras más queridas del Bosque Encantado de Bureta, ha sido robado
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Desde su creación el pasado mes de septiembre como una iniciativa particular de la asociación Bureteandoando para dinamizar el pueblo y atraer a nuevas familias al municipio zaragozano de Bureta; el Burosque o Bosque Encantado ha resultado convertirse en su principal reclamo durante las últimas semanas. Una alegría para los 200 vecinos de este municipio que, lamentablemente, se veía nublada hace una semana tras el hurto de una de sus figuras más queridas: ‘El Abuelo’.

"Se busca al alma vieja, ‘El Abuelo’, y al sinvergüenza que lo ha robado con rodaja de madera incluida. Mientras unos vienen a admirar y valorar el trabajo y esfuerzo de todos los voluntarios del pueblo sin cobrar ni un mísero euro, otros solo vienen a ser unos auténticos ladrones sin imaginar el daño emocional conlleva", afirmaban desde la asociación cultural a través de sus redes sociales.

Como explica Laura Sánchez, secretaria de la asociación, era una de las figuras más especiales del bosque encantado. Ubicado en sus orígenes en la denominada cuesta del Molino, un paseo flanqueado por 35 pinos; dado el gran existo de la iniciativa hoy cuenta con una segunda ampliación a las afueras del pueblo. Actualmente cuenta con más de un centenar de piezas, entre casitas y personajes.

"Fue entre el viernes y el sábado. En el bosque no hay seguridad de ningún tipo y ese día hubo menos visitas", relata. Fue una vecina del pueblo la que, mientras daba un paseo por la zona, se dio cuenta de que faltaba este personaje tan querido por todos. "Esta figura es la más importante. La pusimos en honor al árbol más viejo del pueblo, un chopo con cientos de años de historia en el que todos hemos jugado desde que somos niños", admite. Por eso se le conoce como ‘El alma vieja del pueblo’.  

"Es un símbolo de nuestras raíces, un homenaje a nuestros mayores y una figura muy especial para todos nosotros"

A la figura le acompañaba una puerta pirograbada en la que se ve el rostro de un anciano, acompañada del texto ‘El alma vieja’. "Es un símbolo de nuestras raíces, un homenaje a nuestros mayores y una figura muy especial para todos nosotros. No es la primera vez que algún visitante se lleva algo, pero esta vez nos ha llegado al corazón", explica.

Por eso, aunque reconoce que ya la han dado por perdida, hacen un llamamiento al civismo, el respeto y la responsabilidad. Aunque el precio económico no superará los 100 euros, asegura que el valor sentimental es incalculable.

Son piezas únicas, artesanales y completamente irrepetibles que realizan con mucha paciencia y, sobre todo, cariño. "Aquí trabajamos todos los vecinos, cada uno en la medida que buenamente puede, de forma altruista. La visita es gratuita y ha servido de entretenimiento para muchas personas cuando no se podía salir de Aragón. Lo mínimo que se puede pedir es un poco de respeto", lamenta Sánchez. "Tal vez al movernos la persona decida devolverlo y, si no es así, al menos que se le caiga la cara de vergüenza por lo que ha hecho", reivindica.

Inma Sánchez, Laura Sánchez Virginia Colás, Elena Bellido en el Bosque Encantado de Bureta
Inma Sánchez, Laura Sánchez Virginia Colás, Elena Bellido en el Bosque Encantado de Bureta
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La culpa fue del Ratoncito Pérez

Se trata de una idea original de la propia Sánchez quien, cuando se le cayó un diente a su hija, decidió construir la casita del Ratoncito Pérez y colocarla en el jardín. Una iniciativa que tuvo una gran acogida en el pueblo por lo que decidieron hacer lo mismo en la arboleda de Bureta. Así nació la asociación gracias a cuatro vecinas y amigas de toda la vida: Inma Sánchez, Virginia Colás, Elena Bellido y la propia Laura. "Pedimos permiso, el Ayuntamiento nos dijo que sí y nos pusimos manos a la obra", afirma.

Las figuras son obra de Elena Bellido, que trabaja con fimo o arcilla polimérica. Asun Navascués es quien da forma a las casitas y Javier Bona, el marido de Laura, se encarga de tallar la madera mientras que ella es quien graba las puertas en miniatura; entre otros. "Cada vecino hace lo que puede, una persona se encarga de las ventanas, otra de los elementos decorativos, otro de los tejados...", explica.

Creatividad contra la despoblación

¿El objetivo? Que lleguen nuevas familias al pueblo y, sobre todo, niños. "Era una excusa para que la gente viniera a Bureta y conociera nuestra forma de vida, los servicios que ofrecemos y que realmente es un buen lugar donde establecerse", afirma. Y, de momento, no ha funcionado nada mal pues en tan solo ocho meses han llegado dos nuevas familias. "Tenemos muchas ideas para seguir luciendo pueblo y, sobre todo, muchas ganas e ilusión con nuestro proyecto", concluye.

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