Un emotivo homenaje cierra el capítulo de los fusilados en Barcones

Una duda en la investigación hace que sólo cuatro de las seis víctimas de la guerra vuelvan con sus familiares.

Iván Aparicio, presidente de la Asociación Recuerdo y Dignidad, durante el homenaje
Un emotivo homenaje cierra el capítulo de los fusilados en Barcones
Mario Tejedor

Un emotivo homenaje cerró este sábado un capítulo de la investigación que la Asociación Recuerdo y Dignidad llevó a cabo durante seis años en Barcones con el objetivo de devolver a sus familias los restos mortales de: Juan Bayano Pérez (35 años), Juan Pablo Rica (46 años), Bernabé Esteban Benito (35), Cándido Muyo Arranz (26), Mariano González Carracedo (35) y Máximo Redondo García (38), vecinos de San Esteban de Gormaz, que fueron fusilados el 14 de agosto de 1936 en Barcones, aún falta hallar los cadáveres de otras seis personas más. 


En el acto, que se realizó en el teatro del Palacio de la Audiencia de la capital, se presentaron también los informes forenses y los resultados de las pruebas genéticas realizadas por Francisco Etxebarría, presente en el homenaje así como las familias de las víctimas, la alcaldesa de Barcones, Ana Cobo Moreno, y los miembros de la Asociación Recuerdo y Dignidad.


Uno de los momentos más duros y significativos fue el vídeo de la primera persona que solicitó a la asociación la exhumación de los restos de su padre, Amelia, hija de Juan Pablo Rica, que fuera concejal de Cultura de San Esteban de Gormaz pero que, lamentablemente, falleció antes de ver exhumados los restos de su progenitor.


El trabajo de investigación se prolongó en el tiempo porque "sólo se halló una fosa, donde se sabe que hubo dos, y en las excavaciones se tuvo que levantar una finca entera, bastante extensa, para exhumar los restos", señaló Iván Aparicio, presidente de la Asociación Recuerdo y Dignidad. Una duda en la investigación

Asimismo, solo los restos de cuatro de las seis víctimas volvieron este sábado con sus familias puesto que ha surgido una duda en la investigación con los cadáveres de Máximo Redondo y Mariano González Carracedo. "Ambos eran ferroviarios y murieron con el uniforme pero las muestras de ADN que se tomaron a González Carracedo se le hicieron a un familiar muy lejano y con ellas no ha sido posible confirmar su identidad. Ahora que ha aparecido su hijo, se volverán a hacer las pruebas de ADN y, una vez confirmada la identidad de uno quedará confirmada la identidad del otro", acotó Aparicio.


A pesar de estas aclaraciones que prolongarán un tiempo más las investigaciones, definitivamente, el homenaje cierra un capítulo importante enmarcado en la historia local, con el que "mucha gente, a la que hace 78 años le quitaron todo, incluso los restos mortales de sus familiares, cicatrizó las heridas y descansó después de tantos momentos de inquietud e incertidumbre. Esto ha sido como una catarsis", precisó Aparicio, visiblemente conmovido por el homenaje.


Al finalizar la ceremonia, el público, que casi llenó el aforo de la Audiencia, homenajeó de pie y con un aplauso largo a los fallecidos y a sus familias que permanecían en el escenario con los estos mortales de estas seis víctimas de la guerra entre sus brazos.


La investigación en Barcones desarrollada por la Asociación Recuerdo y Dignidad que sacó a la luz las identidades de estas personas se basó en los testimonios de los familiares de las víctimas, en lo que figura en los archivos y en lo que cuenta el Libro de la Represión en Soria, "intervienen muchísimos factores que hacen que unos casos tarden más que otros. El caso de Torrellas, por ejemplo, donde se exhumaron restos localizados en el cementerio civil de Ágreda, fue muy rápido porque todo estaba concentrado en un lugar más reducido a diferencia que lo de Barcones", comentó el presidente de la asociación.


Tras finalizar el trabajo con los fusilados en Barcones, la Asociación Recuerdo y Dignidad continuará con su labor. "Se están investigando muchos otros casos, es un proceso muy lento y laborioso pero muy importante", agregó el presidente. 


"Son 576 personas asesinadas en Soria, una provincia que en la época de la guerra se había rendido al nacionalismo pero que sin embargo sufrió el genocidio de los que se creyeron o declararon antifascistas", finalizó Iván Aparicio, presidente de la asociación.