LABORAL

Inquietud en Cella por el cierre parcial de Intamasa, que afecta a 65 empleados

La empresa ha prometido recolocar a todos los trabajadores en otras dos líneas de producción que tiene en la localidad, pero el temor al paro ha cundido entre la plantilla.

La decisión de la empresa Utisa de cerrar la línea de producción de tablero de fibra ubicada en uno de los dos centros de trabajo que posee en Cella, el conocido como Intamasa y en funcionamiento desde hace 36 años, ha sembrado la incertidumbre entre la plantilla de empleados, compuesta por 65 personas. Aunque la dirección se ha comprometido a recolocar a todos los trabajadores en las otras líneas de actividad que conserva en la localidad, el temor al despido se ha extendido entre los afectados.


«Estamos muy nerviosos, por lo menos hasta saber que hay puestos suficientes para los 65 y nos digan dónde vamos a trabajar cada uno», señaló ayer uno de los empleados y presidente del comité de empresa por el sindicato CC. OO., Miguel Ángel Quílez. No obstante, el representante sindical quiso mostrar su confianza en el compromiso de la empresa. «Peor sería estar hablando de despidos», dijo. La preocupación se centra también en averiguar si los afectados serán recolocados en una actividad idónea para ellos y si estos cambios supondrán alguna merma económica para la plantilla.


Quílez destacó que hay empleados con 35 años de antigüedad y que todos deberán reciclarse profesionalmente para aprender a desempeñar tareas distintas a las que venían realizando. «Todos conocen el proceso de fabricación del tablero -son lijadores o prensadores- y ahora tendrán que dedicarse al ensamblaje de la madera», aclaró. A partir de la próxima semana, la empresa y los representantes sindicales iniciarán conversaciones para negociar la recolocación de los trabajadores y todas las cuestiones que puedan derivarse de esta reestructuración.


Caída de la demanda


En un escueto comunicado, la empresa Utisa señaló ayer que el objetivo de la reorganización «es ajustar la producción a la caída de la demanda ocasionada por la crisis general y del sector de la construcción en particular». En la misma nota se explica que, para ello, se concentrará toda la producción de tablero en uno de los dos centros que tiene en Cella y la de mecanizado de tablero, en el otro. La dirección añade que tanto ella como el comité de empresa están «buscando las fórmulas adecuadas para que esta reordenación afecte mínimamente a los trabajadores».


Según explicó Miguel Ángel Quílez, los empleados han percibido ya en los últimos años un descenso paulatino de la producción de la antigua Intamasa, cuyo nombre oficial es ahora Cella I. De hecho, en 2007, la plantilla trabajó 330 días, mientras que este año la actividad es tan solo de 6 o 7 días al mes, lo que arrojará un balance de 84 días de trabajo anuales. Desde hace dos años y medio, la plantilla está sometida a un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) por el cual los trabajadores van temporalmente al paro cuando la industria no registra actividad, indicó el presidente del comité de empresa.


La alcaldesa de Cella, María Jesús Pérez, recordó que la llegada de la empresa de fabricación de tableros en 1975 supuso el despegue industrial de la localidad. «Solo la construcción de las instalaciones ya resultó ser una inyección económica muy importante, y luego vinieron las contrataciones», explicó. Los trabajadores de Utisa viven en Cella, Teruel y localidades próximas.


Pérez quiso transmitir un mensaje de calma. «No puedo decir que el cierre de la línea de tableros de fibra sea una buena noticia, pero al menos la empresa tiene intención de recolocar a los 65 afectados», declaró. La alcaldesa agregó que si bien no llegan a la localidad nuevas industrias «las que hay, aguantan».