AVIACIÓN

El primer aterrizaje en setenta años

El aeródromo de Caudé está a un paso de obtener la certificación que autorice su uso. Un avión realizó ayer un reconocimiento durante dos horas.

El director general dio la bienvenida a la tripulación.
El primer aterrizaje en setenta años
ANTONIO GARCíA

Un avión modelo Benchcraft King Air 350 estrenó ayer la pista de tres kilómetros de longitud del aeródromo de Caudé. A bordo: un piloto, un copiloto y un experto en instrumentos de navegación de la empresa inglesa Cobham Flight Inspection, que durante dos horas sobrevolaron el cielo turolense comprobando si todos los sistemas operativos funcionan correctamente y con objeto de elaborar la carta de aproximación visual que permitirá en un futuro el aterrizaje y despegue de los aviones.


Las maniobras de ayer se consideran un requisito necesario para que las instalaciones aeroportuarias de Caudé obtengan el certificado por parte de Aviación Civil que autorice los vuelos en este espacio aéreo.


Tras diferentes maniobras de acercamiento y de alejamiento, de cambios de ángulo y de viraje, el avión, procedente del aeropuerto valenciano de Manises -después de haber inspeccionado el día anterior el aeropuerto de Málaga-, tomó tierra en Caudé. Fue una operación más para la tripulación británica, pero para el reducido grupo que contemplaba ayer las maniobras del aparato, entre ellos el director general de Transportes del Gobierno de Aragón, Simón Casas, resultó un hecho casi histórico. No en balde, es la primera vez en setenta años que un avión aterriza en estas instalaciones, hasta hace un lustro habilitadas como campo de maniobras del Ejército.


«Oficialmente, al menos, no ha aterrizado un avión aquí desde la Guerra Civil», señalaba Simón Casas desde la sala de control. «En la guerra -continuó el director técnico del consorcio que gestiona el aeródromo de Caudé, Gerardo Royo- se instaló una cuadrilla de aviones alemanes, que se llamaba 'Las cadenas'».


De hecho, en un extenso campo queda como testigo de su pasado aéreo una de las torretas de control, que da fe de que en la zona existía una pista de tierra de 600 metros de longitud, que en un tiempo soportó la presencia de aeronaves de ametrallamiento.


El avión inglés efectuó numerosas pasadas sobre las instalaciones; un edificio central y otro de servicios, a cuyas puertas permanecía un camión de bomberos. Parecía que la aeronave no iba a terminar nunca de sobrevolar la zona. «Es que están comprobando si la instalación de los papis, los sistema ópticos de aproximación, es la correcta», indicaba Gerardo Royo al referirse a una serie de elementos luminosos colocados en los laterales de la pista, a 20 metros del borde. La inspección de estos mecanismos alargó las maniobras del avión, cuyo vuelo se estimó en un principio en una hora.


A un lado de la pista descansaban los tanques de combustible para posibles repostajes, unas infraestructuras que, aunque constan de tres depósitos grandes con capacidad para 80.000 litros cada uno y un cuarto más pequeño de 40.000 litros, están en estos momentos vacías. El ingeniero Enrique Aguilar, que supervisa la parte aeronaútica del proyecto de Caudé, situado a pie de pista no perdió detalle de las maniobras del avión, un aparato repleto de instrumental de aviación. Según precisó, una de las operaciones «ha permitido calibrar los papis, ayudas visuales que indican si el aparato que va descendiendo lo hace alto o bajo». Se verificó, asímismo, la carta de aproximación visual, un compendio de instrucciones necesario para aterrizar y despegar. «Teníamos que chequearla, verificar si los procedimientos que hemos planteado se ajustan», añadía Aguilar.


Entre estos datos, figuran la altura y el rumbo de las rutas de incorporación al tráfico aéreo.


Mientras tanto, a un lado de las pistas continúan las obras de construcción de un hangar, la última de las actuaciones del consorcio, en la que se han invertido tres millones de euros.


Al fondo, se divisa un grupo de antiguas edificaciones rodeadas de la única masa arbórea del entorno: son los restos del campo de maniobras que durante más de cincuenta años mantuvo operativo el Ejército. Simón Casas manifestó que técnicos del Departamento de Obras Públicas están estudiando la viabilidad de su recuperación. «Son edificios que no se encuentran en mal estado de conservación y que podrían dedicarse a la faceta formativa del aeródromo», explicaba el director general.


La explotación de este complejo aeronáutico sigue estando en el aire. Casas se limitó a decir que el plazo para su adjudicación finaliza el día 18 de este mes.