Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Teatro. La ciencia se sube a los escenarios

Se abre el telón: aparece el deshielo de los polos, la huella medioambiental de nuestro consumo, el calentamiento de entre 2 y 6 grados centígrados de la atmósfera, los desastres naturales, la pérdida de diversidad? No, no se ha equivocado. No es una charla científica, es una obra teatral: el cambio climático protagoniza la temporada de arte escénico de Londres.

El cambio climático protagoniza la obra de teatro 'Greenland', de Ben Power, sobre la escena londinense
teatro
HELEN WARNER

LA ESTRELLA DE LA TEMPORADA

En Gran Bretaña, el cambio climático se ha convertido en la estrella indiscutible de tres obras de teatro actualmente en los escenarios: ‘Greenland’ (‘Groenlandia’), ‘Water’ (‘Agua’) y ‘The Heretic’ (‘El Hereje’) compiten en las carteleras no de salas elitistas y alternativas, sino por atraer el favor del gran público, en una tendencia creciente de obras que exploran las relaciones entre el cambio climático y la humanidad, tanto desde el punto de vista de cómo el ser humano ha modificado el medio ambiente como sobre el impacto que un entorno cambiante puede tener en el hombre.


Pero esto no es todo: hay mucho más. La lista de obras de teatro o actividades de artes escénicas que tienen en el cambio climático su eje de creación no hacen otra cosa que crecer.


La organización sin ánimo de lucro Tipping Point (punto de no retorno) acaba de otorgar sus premios para financiar siete trabajos distintos –de los 180 propuestas que fueron enviadas– que exploren las emociones y sentimientos derivados del que es, para muchos, el desafío más grande que enfrenta la humanidad. Estos siete proyectos vienen a ser los pilares que se construyen sobre los cimientos de la primera iniciativa de estas características, lanzada en 2009 y que financió otras tres obras.


«Tipping Point surge en 2005, cuando un grupo de gente con inquietudes similares nos dimos cuenta de que el cambio climático no estaba en la agenda de nadie, no solo política sino tampoco cultural. Dado que los artistas tienen una larga tradición de encontrar maneras intrigantes de reflejar una preocupación social, sentimos que había una necesidad de acercar a los artistas lo último en la ciencia de cambio climático», explica Angela McSherry, codirectora de la organización.

La vinculación entre los dos mundos se produce de forma literal en un evento anual que reúne cada año en Oxford a los artistas del mundo teatral y a los científicos del cambio climático más destacados de Londres e Inglaterra. Pasan juntos dos intensos días siguiendo una metodología creativa, donde no hay guión y corresponde a los propios participantes crear uno.

A pesar de lo que se pueda pensar, la ciencia que inspirará las obras de teatro es extremadamente rigurosa: «Es un tema muy complicado y los artistas necesitan estar completamente seguros de que los datos científicos que utilizan son auténticos y de que tienen, por ellos mismos, una comprensión profunda de la cuestión», explica McSherry.


«Los artistas y los científicos trabajan de forma muy similar. Hay quien piensa que están en el lado opuesto del espectro pero no es así. Las dos profesiones son increíblemente vocacionales, son gente que se dedica completamente a su trabajo y que investiga a fondo los temas de los que trata», relata McSherry.


«Además, no traemos solo a científicos especializados en cambio climático, sino, dado que el tema requiere amplitud de miras, también incluimos a psicólogos o expertos en cuestiones de salud», explica.


BATIDORA INTELECTUAL

Y es que esa es una de las grandes dificultades: abordar, en las dos o tres horas que dura una obra, una temática que abarca cuestiones extremadamente diversas y complejas: el deshielo de los polos, la pérdida de biodiversidad, el aumento del nivel de los océanos, la mayor virulencia de los desastres naturales, la posibilidad de un aumento de entre 2 y 6 grados de temperatura, la compleja ecuación de las emisiones de CO2 globales, los efectos en la salud humana, la huella medioambiental de los objetos que nos rodean, el impacto en los países menos desarrollados… ¿Cómo pasar todo esto por la batidora intelectual y obtener una pieza de teatro que sea digerible, no simplifique y logre entretener y ser artística?