Tercer Milenio
En colaboración con ITA
Diez mil lesiones al día
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Esta amenaza a la supervivencia celular proviene en gran parte por los propios desechos de la célula. Por suerte, estas poseen una maquinaria de reparación preparada para combatir ese incesante bombardeo a nuestra información genética: un sistema de proteínas que repara prácticamente todos los daños en el ADN a una velocidad de vértigo. Sin embargo, algunas lesiones escapan a este sistema de reparación acumulándose con la edad en forma de mutaciones, afectando a largo plazo a la función de cada célula y pudiendo llegar a provocar cáncer.
Algunos agentes químicos o físicos pueden variar el número de lesiones en el ADN. Las células de la piel, por ejemplo, pueden sufrir hasta un millón de lesiones diarias ante una exposición sin protección a los rayos ultravioleta del sol. Para una célula preparada para reparar unas diez mil lesiones diarias, encontrarse con más de un millón supone un reto inalcanzable. La luz ultravioleta y otros agentes cancerígenos provocan, por tanto, un exceso de lesiones sin reparar que acumularán más mutaciones en la célula, lo que abre la puerta a la aparición de tumores.
Es una cuestión de probabilidades. Todos somos susceptibles de que nuestros sistemas de protección celular se vean sobrepasados a lo largo de nuestra vida, especialmente al envejecer y acumular estos errores. Pero, como en la lotería, el que más números juega siempre tiene más posibilidades.