Tercer Milenio

En colaboración con ITA

A un paso de poder predecir agresiones

Se podría identificar a los individuos más agresivos y anticiparse e impedir agresiones e incluso posibles crímenes.

Estudio biomecánico.
Estudio biomecánico.
Universidad Portsmouth

Nuestra forma de andar refleja lo agresivos que  somos, según ha determinado un estudio experimental efectuado por psicólogos de la Universidad de Portsmouth (Reino Unido). El trabajo, basado en el análisis biomecánico del paso de 29 voluntarios –que previamente se habían sometido a un test homologado de personalidad y agresividad– demuestra que el movimiento relativo de rotación entre la parte superior y la inferior del cuerpo que naturalmente realizamos al caminar es más acusado en los sujetos que presentan una personalidad más agresiva.


Además, y en el caso de los varones, se encuentra una relación entre mayor velocidad de paso y agresividad; relación que no se da entre las mujeres.


Una investigación y unos resultados que nos proyectan a un escenario que los propios autores responsables de la investigación ya anticipan: «Si los responsables de seguridad encargados de la vigilancia a través de circuitos de cámaras estuviesen entrenados para reconocer estos indicadores, se podría identificar a los individuos más agresivos y anticiparse e impedir agresiones e incluso posibles crímenes».¿Estamos en camino de poder anticipar ataques violentos?

Se adivina un futuro inmediato en el que los responsables de seguridad de aeropuertos, estadios y otros lugares y centros donde se celebren eventos multitudinarios podrían identificar a priori, analizando su forma de caminar, a los individuos más agresivos y dedicarles una vigilancia especial.


Pero ante este escenario existe un peligro latente: ¿quién puede asegurar que, a partir de este estudio, las fuerzas del orden no se puedan amparar en argumentos como que «mostraba una forma de andar agresiva» para justificar algún injustificable episodio de violencia o exceso de celo y autoridad?


Y, desde el ángulo contrario, los potenciales agresores, si van a actuar con premeditación (pongamos por caso un enfrentamiento ya fijado ente dos grupos de radicales), y prevenidos al respecto, pueden intentar alterar o modificar su forma de andar para camuflar su agresividad.


La respuesta a ambas cuestiones la ofrece el propio estudio de la Universidad de Portsmouth. Por un lado, el análisis biomecánico es un procedimiento basado en datos objetivos y no en la mera percepción humana. Por el otro, dicho análisis registra datos y detalles que no aprecia el ojo humano.


Por ello, y yendo un paso más allá, se adivina el desarrollo e implementación de algún tipo de programa informático de reconocimiento que registre y procese los parámetros biomecánicos de la forma de andar de los asistentes y detecte a los agresivos potenciales. De hecho, este sistema se acabaría por implementar en todas las cámaras de vigilancia instaladas en cualquier rincón de forma que se realizase un rastreo sistemático de los transeúntes para identificar a los sujetos más agresivos y alertar a las fuerzas del orden para anticipar posibles episodios de violencia. De forma análoga a como ya en el momento actual se procesan de forma sistemática las comunicaciones electrónicas con el fin de detectar palabras, expresiones o términos amenazadores.


Lo que nos imbuye en la ficción de la serie ‘Person of interest’, donde la ‘máquina’ que predice actos violentos basa sus predicciones en la monitorización y análisis de los datos obtenidos de las cámaras de vigilancia, comunicaciones, sistemas de audio, etcétera de todo el mundo.


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