Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Airbnb: 30.000 millones de euros debajo de un colchón (hinchable)

Air Bed and Breakfast –cama hinchable y desayuno– pone diariamente en contacto a miles de personas para ofertar y reservar viviendas privadas. La fe en el proyecto, la persistencia, la creatividad y la capacidad de entender el problema convirtieron Airbnb en todo un éxito.

Airbnb, el sitio de moda en internet para ofertar y reservar viviendas privadas
Airbnb, el sitio de moda en internet para ofertar y reservar viviendas privadas
Airbnb

Joe Gebbia y Brian Chesky no fueron ni los primeros ni los únicos en compartir piso con otros para poder pagar el alquiler. Probablemente ya en la prehistoria nuestros antepasados permitieran a otros habitar en su cueva a cambio de alimento, pieles o lo que fuera. La cosa viene de lejos. Pero a Gebbia y Chesky no les sobraba ninguna habitación, ni cama, en el céntrico loft que compartían en San Francisco. Así que compraron ¡tres camas hinchables! y compartieron ellos mismos habitación. Alojamiento, desayuno y compañía para visitantes ocasionales en San Francisco ¡a 80 dólares la noche! Así surgió Airbnb (de Air Bed and Breakfast: cama hinchable y desayuno), el sitio de moda en internet que pone diariamente en contacto a miles de personas para ofertar y reservar viviendas privadas. La empresa fruto de ese humilde colchón está hoy en día valorada en casi 30.000 millones de euros.

La necesidad, madre de todas las innovaciones

Parece un camino de rosas, pero no fue así. El alquiler de viviendas o habitaciones estaba más que inventado, y los portales de internet para ello, también. Cuando, en 2007, a Gebbia y a Chesky les suben un 25% el alquiler, esos días tenía lugar en San Francisco un congreso de diseñadores y el alojamiento escaseaba. Compran las tres camas hinchables y crean una página para ofrecer su "cama hinchable y desayuno". Y llegan los tres primeros huéspedes. Ven que hay un proyecto de negocio detrás, y se une a ellos otro antiguo colega, Nathan Blecharczyk, quien ya tenía experiencia emprendedora. Sin embargo la ‘suerte’ no les sonríe: crean una web para ofrecer y buscar pisos en eventos ocasionales, pero la idea fracasa.

En 2008 buscan financiación de inversores con un resultado desolador. Contactan con 15 inversores: 8 rechazan la idea y el resto ni contesta (algunos de los correos recibidos pueden verse en internet).

Al borde de la bancarrota, deciden lanzar la iniciativa otra vez. En esta ocasión, en la Convención Nacional Demócrata de 2008 en Denver, que proclamaría a Obama como candidato a presidente de EE. UU. La oportunidad estaba clara: muchos ciudadanos, huyendo del bullicio, y muchos visitantes, buscando dónde hospedarse, con escasez de camas ante la fuerte demanda. Para darse a conocer y obtener ingresos extra idean una iniciativa de márquetin muy original. Venden cajas de cereales de apoyo a los candidatos Obama y a McCain para que cada asistente compre la de su elección, con simpáticos y divertidos diseños. Consiguen vender las 500 cajas que preparan, cada una al nada módico precio de 39 dólares. La campaña les permite ingresar 30.000 dólares, que suponen una buena inyección económica.

Aun así, solo una firma de capital riesgo se fija en el proyecto y consiguen entrar en una prestigiosa aceleradora de empresas. Pero los ingresos siguen sin llegar, el negocio no funciona y rozan la bancarrota de nuevo. Pero entonces…

El Design Thinking, al rescate

Aplican una de las técnicas más conocida de entre las que se usan en innovación: el llamado Design Thinking. Muy brevemente, trata de hacer empatizar con las personas, detectar sus problemas e identificar la mejor manera de resolverlos teniendo en cuenta el contexto y condicionantes que las rodean. Empatizar, definir, idear, prototipar y probar. Así que deciden visitar y alojarse en las viviendas de Air Bed and Breakfast para tratar de entender mejor qué esperan sus clientes. Pronto identifican mejoras como una mayor calidad y variedad de fotografías de las viviendas. Un pequeño cambio como este consigue que, ya en la primera semana, dupliquen sus cifras de negocio. El Design Thinking estará, y está, en el ADN de la compañía.

Llega el éxito

En marzo de 2009 deciden cambiar el nombre de la empresa por el actual: Airbnb. Un mes más tarde reciben una financiación de 600.000 dólares de una de empresas de capital riesgo más famosas del mundo, Sequoia Capital, gracias a la cual han surgido grandes empresas como Apple, YouTube, Yahoo y Google. En 2011 la compañía se convierte en un unicornio (en la jerga empresarial): pasa a estar valorada en más de mil millones de dólares. Desde entonces, un éxito en ascenso que perdura hoy en día.

Lecciones aprendidas
Es posible innovar en sectores clásicos altamente maduros ¿Está innovando Airbnb? Sin duda. Está innovando en un servicio altamente demandado y en el modelo de negocio. El alquiler vacacional no es algo nuevo. Se trata de un sector muy maduro y, por tanto, poco proclive a la innovación, donde muchos han fracasado. Llegar a las cifras de Airbnb no ha sido sencillo. Airbnb permite alquilar en 57.000 ciudades de casi 200 países; 500.000 pernoctaciones, en promedio, cada noche. La mayor empresa de alquiler inmobiliario del mundo tiene exactamente cero inmuebles propios. En 2015 ya valía más que la cadena de hoteles Marriott.

Centrarse en un problema cercano y personal Uno de los mejores consejos que se pueden dar, de la mano del propio Chesky: "Céntrate en un problema que te sea cercano, personal". Los problemas que tenemos las personas normales no son solo nuestros: son también los de otras muchas personas. Si consigues resolverlos satisfactoriamente, tendrás muchas probabilidades de alcanzar el éxito.

Seguir adelante pese a los rechazos Los múltiples rechazos que sufrió Airbnb entre inversores deben hacernos reflexionar. La fe en el proyecto, la persistencia, la creatividad y la capacidad de entender el problema convirtieron Airbnb en todo un éxito. Empatizar con tus usuarios, conocerlos, prototipar y probar las soluciones suele ser una buena estrategia. A veces la tecnología no lo es todo.

Ángel Gavín Autor del blog ‘El Miracielos’

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