Tercer Milenio
En colaboración con ITA
¿Guardaron a Walt Disney en una nevera?
Seguro que has oído alguna vez que el cuerpo de Walt Disney, el mago de la animación, se conserva criogenizado. Hoy descubriremos si es cierto y, lo que tiene mucho más interés, si es posible reanimar un cuerpo, un órgano o una célula previamente congelados.
El mito
El cuerpo de uno de los iconos más grandes de Hollywood está congelado, preservado en nitrógeno líquido esperando a que la ciencia avance lo suficiente para revivirle. ¿Quién no ha oído alguna vez que Walt Disney, a pesar de no haber vivido nunca en Teruel, se conserva congelado cual langostino? ¿Es verdad? Y lo que es aún más importante: ¿es factible congelar nuestro cuerpo una vez muerto para que los científicos del futuro nos recalienten en el microondas y nos devuelvan a la vida?
Verdadero o falso
Vamos a empezar por el principio. El padre de Mickey Mouse no está en una nevera. Siento decepcionaros ya en la primera línea del artículo, pero todo es un mito, un sueño, una ficción que surgió a principios de los setenta, poco después de la muerte de Walt.
Por lo visto, en 1966 los médicos dieron a Disney una mala noticia: tenía cáncer de pulmón y apenas le quedaban unos meses de vida. En ese momento, desesperado ante semejante panorama, llamó a un tal Bob Nelson de la Sociedad de Criónica de California para informarse y pedir presupuesto. El tal Bob no debió de convencerle y Walt Disney optó por algo más clásico. Al morir pocos meses después, su cuerpo fue incinerado y sus cenizas enterradas en un cementerio de Glendale, California.
Entonces, ¿a qué tanto ruido? ¿Cómo surgió el rumor? ¿Era todo una genial estrategia de márquetin para que la Frozen del futuro vendiera millones de entradas de cine? Mucho más sencillo que todo eso: la gente solo lee los titulares. Y es que en 1972 el periódico Los Angeles Times entrevistó a Bob Nelson, el de la empresa congela-humanos. Y, al principio de la entrevista, dijo que "Walt Disney quería que lo congelaran". Pero si uno sigue leyendo, verá cómo el propio Nelson explica que no fue así y que hasta él mismo asistió al entierro. Al final de la entrevista, Nelson incluso comenta que ojalá Walt Disney hubiera sido el primer hombre criogenizado, pues su empresa se habría forrado. Pero no fue así.
¿Y la criogenización? ¿Ha avanzado algo desde entonces? Lamentablemente, no mucho. Y la culpa de todo la tienen los cristales de hielo. Cuando bajamos la temperatura de una célula, el agua se congela formando puntiagudos cristales de hielo que terminan por destrozarla. Más o menos como cuando metemos una botella demasiado llena al congelador.
Pese a todo lo que ha avanzado la ciencia desde los años setenta, congelar muestras biológicas todavía da bastantes dolores de cabeza. Aún no somos capaces de congelar órganos enteros, por eso cuando toca hacer un trasplante los médicos corren con cajas de corchopán llenas de hielo picado.
Pero es que hasta sencillas células se nos resisten. Antonio Urriés, especialista en Reproducción Asistida de Quirónsalud, ha explicado al Desmitificador que congelar los ingredientes para la vida es más complicado de lo que parece. De todos los espermatozoides que se meten al frigo, menos de la mitad funcionan una vez descongelados. Los números son un poco más alentadores si contamos con que gran parte de los que mueren ya venían con defectos de fábrica. De los buenos, consiguen pasar el invierno sanos y salvos alrededor de tres de cada cuatro. Los óvulos lo tienen todavía peor, apenas un 10% supera los bruscos cambios de temperatura. "El óvulo es la célula más grande del cuerpo humano y tiene dentro un montón de agua", explica Urriés. "Tenemos que congelarla muy rápidamente para evitar que se formen cristales de hielo y, aún así, muy pocos aguantan. Únicamente 1 de cada 20 conseguirá ser fecundado y generar un embarazo". Por lo menos, los embriones sobreviven mejor. Alrededor de un 95% están sanos y salvos cuando los sacas del frigo.
Pero algún paso se va dando. Para conservar a bajas temperaturas las sustancias biológicas, como órganos o espermatozoides, los expertos se ayudan de la fuerza de la presión, que dificulta que este biomaterial se congele y quede inservible. Los científicos desconocían por qué la presión dificultaba la formación de hielo, pero ahora acaban de averiguar el motivo, este avance que mejorará los procesos de criopreservación.