Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Science shops, un atajo entre ciencia y sociedad

Son un atajo entre ciencia y sociedad. El camino más corto entre los científicos y el resto de los ciudadanos. Las science shops son pequeñas organizaciones que ponen en manos de investigadores de su entorno más cercano un problema real de sus propios vecinos. La clave está en traducir las preguntas que la sociedad se hace a un lenguaje que el científico entienda y pueda convertir en una investigación. Una investigación cargada de responsabilidad social porque responde a una demanda social de conocimiento.

No venden ciencia. Las science shops son pequeñas organizaciones de carácter participativo y sin ánimo de lucro que actúan como mediadoras entre científicos y ciudadanos
No venden ciencia. Las science shops son pequeñas organizaciones de carácter participativo y sin ánimo de lucro que actúan como mediadoras entre científicos y ciudadanos
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Aunque su nombre en inglés despiste un poco, las ‘science shops’ no son lo que solemos entender por ‘tiendas’ a las que ir a comprar artículos. A estas ‘tiendas’ se va a buscar conocimiento.

Las science shops son pequeñas organizaciones de carácter participativo y sin ánimo de lucro que actúan como mediadoras entre científicos y ciudadanos. Los investigadores del entorno llevan a cabo investigaciones científicas en respuesta a las inquietudes expresadas por la sociedad civil local, entendida como grupos de ciudadanos organizados en colegios profesionales, oenegés, asociaciones de vecinos…

La clave está en traducir una demanda social en forma de una pregunta científica que dé pie a una investigación, y acabar así respondiendo a esa problemática surgida de la ciudadanía. Ambas partes salen ganado al recorrer este atajo que las acerca.

Como en una divulgación puesta del revés, "la science shop reformula, traduce las preguntas que la sociedad se hace a un lenguaje que el científico entienda", explicó Norbert Steinhaus, jefe de proyectos en la Science Shop de Bonn y director de Cooperaciones Internacionales, en las IV jornadas de Divulgación Innovadora D+i celebradas el pasado octubre en Zaragoza.

Steinhaus coordina también la Living Knowledge, red internacional de science shops. Veintiún países europeos han desarrollado de un modo u otro el concepto de science shop.

Conocimiento participativo

Normalmente las science shops se integran dentro de una universidad o un centro de investigación, aunque también las hay autónomas. Su objetivo es poner la investigación científica a disposición de estos colectivos que no tienen acceso a ella por falta de recursos. Así, logran dar soporte, a través de conocimiento independiente y participativo, a las necesidades, carencias o problemáticas experimentadas por la sociedad en su entorno. "Con este objetivo, conseguimos que los avances científicos sean más usables y trasladamos las cuestiones sociales a la universidades", comenta Steinhaus.

Ciencia Ciudadana

El hecho de que las science shops respondan a las necesidades de conocimiento de la sociedad civil representa la característica clave que las diferencia de otras formas de transferencia de conocimiento. Aunque la actividad de las science shops se englobe dentro de la ciencia ciudadana, el esquema de participación que plantean es diferente.

En general, en los proyectos de ciencia ciudadana los científicos marcan la línea de investigación y los ciudadanos participan en momentos concretos, cuando la investigación ya está en marcha. Por su parte, las science shops permiten que los ciudadanos se involucren desde el inicio en la definición de la línea de investigación, identificando problemáticas o carencias de conocimiento en su propio entorno. Ambas partes buscan juntas la respuesta (solución participativa) y, o bien se genera nuevo conocimiento o el conocimiento existente se combina y adapta para satisfacer las necesidades de los grupos sociales demandantes.

No todo vale

Estas consultas pueden tratar cualquier aspecto de la ciencia en su más amplio sentido. Esto incluye temas medioambientales, de salud, educación, desarrollo… Pero no todo vale en las science shops. ¿Qué necesita un proyecto para ser aceptado? Debe cumplir ciertos requisitos: tener carácter científico, tener relevancia social (nacer de una necesidad real de la sociedad), carecer de ánimo de lucro y difundir públicamente los resultados.

Todos ganan
Los diversos actores sociales involucrados en los proyectos de las science shops salen beneficiados.

En la comunidad Las science shops contribuyen a la comprensión pública de la ciencia. Los grupos de ciudadanos participan en las investigaciones y se exponen directamente al potencial y las limitaciones de la ciencia. Además, a través de los proyectos pueden resolverse problemáticas que mejoren la calidad de vida a nivel local. Para las instituciones científicas Las science shops proporcionan una ventana a las inquietudes reales de la sociedad y, gracias a su participación, se legitima el papel público de la institución. Sociedad local De forma local, una science shop impulsa una sociedad más cohesionada y con mejor conocimiento de los recursos de la propia ciudad en materia de investigación, en la que los problemas de los colectivos son escuchados y solucionados.

Y la pregunta del ciudadano se hizo investigación
¿Es útil para las personas que sufren de hemocromatosis ajustar su dieta? Philip de Sterke, en nombre de la Sociedad Holandesa de Hemocromatosis, presentó esta pregunta ante la Science Shop de Wageningen (Holanda). Su madre había fallecido debido a esta enfermedad, que provoca que el cuerpo produzca demasiado hierro y lo acumule causando fatiga, dolor en las articulaciones y, en casos graves, diabetes y cirrosis hepática. Un día, al ver unos cereales con la etiqueta de "suplementados en hierro" se preguntó si afectarían a estos pacientes. Irene Gosselink, jefa de proyectos en la science shop, coordinó la investigación, que condujo a la publicación, en el año 2011, de recomendaciones dietéticas específicas. ¿Hay relación entre los campos electromagnéticos y la desaparición de las abejas? Durante años, se sospechó de los campos electromagnéticos de radiofrecuencia como una de las causas de la pérdida de numerosas colonias de abejas, pero ningún estudio lo había evaluado. La Plataforma Nacional sobre Riesgo de Radiaciones en Holanda se puso en contacto con la Science Shop de Wageningen, que decidió coordinar este proyecto. El experimento llevado a cabo en colaboración con el Instituto de Investigación de Plantas de la Universidad de Wageningen entre los años 2011 y 2014 permitió determinar que los campos electromagnéticos son un factor altamente improbable en la desaparición de las abejas. Asimismo, se identificaron las principales causas.
Un concepto de los setenta a la última
El concepto de science shop no es nuevo, pero engarza a la perfección con la actual onda RRI. Nace en los setenta en los Países Bajos, cuando un grupo de estudiantes decide utilizar sus conocimientos para ayudar a los ciudadanos a resolver, sin ánimo de lucro, cuestiones científicas. Desde entonces, el modelo de science shop se ha difundido por toda Europa, concretamente en 21 países. Encabezan la lista Rumanía, con 11 science shops, y Alemania y Holanda, con 10 cada una. Fuera del continente europeo, Australia, Canadá, Haití, Israel, Sudáfrica y Estados Unidos cuentan también con este tipo de organizaciones. Con el apoyo de la Comisión Europea, estas science shops se organizan en una red internacional: la Living Knowledge.

La Comisión Europea considera las science shops un elemento de gran importancia para mejorar la integración ciencia-sociedad. En el Programa Marco Horizonte 2020 de la Unión Europea, existen convocatorias dirigidas al fomento de la creación de este tipo de organizaciones.

Una cuestión transversal en H2020 es la Investigación e Innovación Responsables (RRI, por sus siglas en inglés). Plantea la necesidad de hacer la ciencia y la investigación más cercanas, próximas y responsables con la sociedad en la que se integran, algo que aparece de forma intrínseca en todas las investigaciones llevadas a cabo por las science shops, que promueven la participación de muy diversos actores en las investigaciones científicas y sus resultados.

"Los futuros modelos de gobernanza para la investigación e innovación responsables en Europa necesitan una colaboración estrecha entre científicos, responsables políticos y sociedad", nos cuenta Steinhaus desde la Science Shop de Bonn. El papel de las science shops en esta colaboración puede ser fundamental para asegurar el entendimiento de todas las partes.

¿Una science shop en España?
En Barcelona, Rosina Malagrida dirige el Living Lab de Salud dentro de IrsiCaixa. Esta science shop desarrolla proyectos de promoción de la salud que contemplan programas educativos y procesos participativos. En el marco del programa Xplore Health, apoyado por la Obra Social la Caixa y el proyecto europeo Enrrich, más de mil estudiantes de secundaria de Cataluña elaboraron una agenda colectiva sobre salud a partir de una lista de temas. "El tema prioritario resultó ser ‘Estrés, depresión y bienestar emocional’, seguido de ‘VIH/sida’", nos cuenta Malagrida. "Como respuesta, pusimos en marcha el programa ‘Sana Mente’ e hicimos una agenda de investigación con la participación de los estudiantes". Tras una investigación comunitaria entre estudiantes, investigadores y profesores, el proyecto concluyó con la elaboración de un ‘Decálogo de recomendaciones sobre cómo fomentar el bienestar emocional’. Su siguiente proyecto será sobre el sida, segunda inquietud entre los jóvenes de secundaria.

La metodología de trabajo de las science shops sirve de inspiración y se aplica en diferentes proyectos en España.

Andalucía Mejor con Ciencia es un programa de la Fundación Descubre para el desarrollo de proyectos en comunidad orientado a la mejora del entorno a través de la ciencia y la innovación. Su proyecto CREECE (Comunidad para la Restauración Ecológica del Estanque del Corredor verdE), desarrollado en la localidad de Atarfe (Granada), abre un escenario educativo innovador y fomenta la conciencia social sobre la ecología de los ecosistemas acuáticos implicando a toda la comunidad en la mejora de los estanques de su entorno.

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