Las esencias de cítricos, como el limón o la naranja, inhiben el cáncer de hígado

Un estudio de la Universidad de Ruhr-Bochum ha demostrado cómo los terpenos pueden inhibir el crecimiento de distintas células cancerígenas.

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Las esencias de cítricos, como el limón o la naranja, inhiben el cáncer de hígado

Las esencias de cítricos inhiben el cáncer de hígado, según revela un estudio de la Universidad de Ruhr-Bochum, en Alemania, que ha demostrado cómo los 'terpenos' -principal componente de los aceites esenciales de algunas plantas y flores, como los limoneros o naranjos, por ejemplo- pueden inhibir el crecimiento de distintas células cancerígenas.


En un trabajo publicado en la revista 'Archives o Biochemistry and Biophysics', y dirigido por el doctor Hanns Hatt, se arroja luz sobre el mecanismo molecular que tiene lugar durante el crecimiento de las células cancerígenas, gracias al seguimiento del 'citronellal', un terpeno gracias al cual se ha probado que el receptor olfatorio 'OR1A2' es crucial en el proceso.


Según aseguran los expertos, en el futuro este receptor olfatorio podría servir como objetivo para el diagnóstico del cáncer de hígado y sus terapias correspondientes.

También protegen de bacterias, virus y hongos

Así, explican como los aceites esenciales se encuentran en muchas plantas, protegiéndolas de las bacterias, virus y hongos. Se ha descubierto recientemente que los terpenos pueden también inhibir el crecimiento de determinadas células cancerígenas, incluidas las del cáncer de hígado.


Se ha demostrado también que los terpenos pueden desencadenar la señalalización de los procesos celulares en la activación de los receptores olfatorios. Estos receptores se localizan principalmente en la nariz, pero pueden encontrarse también en cualquier tejido humano, incluyendo la piel, la próstata y los espermatozoides.


La carcinogénesis y el crecimiento del cáncer se ven igualmente afectados por los terpenos, a pesar de que aún no se ha comprendido muy bien su función al completo, señala este trabajo.


Para llegar a estas conclusiones los investigadores utilizaron un modelo celular del carcinoma hepatocelular, un tumor bastante común en el hígado. Expusieron las células a un conjunto de terpenos con diferentes concentraciones, y monitorizaron sus reacciones.


Se verificó así que en dos de los once terpenos testados se aumentó de forma significativa las concentraciones de calcio en las células. En concreto, en el caso de la 'citronellal' y en el del 'citronellol'.


En estudios siguientes los investigadores se centraron en el 'citronellal' y buscaron un receptor en el que el terpeno tenía que encajarse "como una llave en una cerradura". Demostraron que el receptor olfatorio 'OR1A2' aparecía en las células hepáticas y era responsable de la deteccción de la esencia cítrica y de las reacciones celulares. Si la opción de producir ese receptor hubiera sido suprimida de las células éstas no hubieran reaccionado ante el terpeno, destaca el informe.


Además, los científicos tuvieron éxito a la hora de monitorear e identificar el camino de los terpenos utilizando un aumento de las concentraciones de calcio en las células, de forma que comprobaron cómo se redujo el crecimiento celular.


"Estos resultados representan otro ejemplo del papel significativo que cumplen los receptores olfatorios fuera de la nariz. Proporcionan esperanzas para nuevos medicamentos sin efectos secundarios severos para las terapias de cáncer", sentencian.


El carcinoma de las células hepáticas es el tumor más común del hígado. De hecho, es el tercer tumor inducido más común entre las causas de muerte.


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