La siembra

Movió el aire y Antón acercó el vaso vacío hacia el centro de la mesa. Pepón se quedó sentado anunciando que no tardaría en llover.


Antón dio la mano a la niña que guardaba con cuidado la bolsa llena de semillas que permitían ver el pasado, y juntos caminaron dirección al pantano atajando por el barranco.


No se equivocó Pepón, la lluvia tardía de Ordesa y que solo moja la mitad de la cara a las personas, no se retrasó.


Agotaron todas las semillas y esperaron. La lluvia cesó y fue en ese momento cuando el pantano brilló.


Nunca una cosecha fue tan rápida.