Trece al sol de... Fernando Martín Pescador

"Ensayo poses para ir a Graceland, la casa de Elvis"

Fernando Martín Pescador (Zaragoza, 1968), es profesor en Alburquerque, EE. UU., narrador y guionista. Hace pocos meses publicaba su segunda novela: ?Carabinieri? (Xordica).

Fernando Martín Pescador, profesor en EE. UU., narrador y guionista
?Ensayo poses para ir a Graceland, la mansión de Elvis?

 1. ¿Qué hace un artista en verano?


Un artista, no lo sé. Yo este verano estoy trabajando más que en toda mi vida. He podido tomarme diez días libres y los he organizado en dos vacaciones de nueve días cada una (empalmando dos fines de semana en cada una). Las dos son ‘road trips’, viajes en coche. El primer viaje fue un recorrido por la ‘Navajo Nation’, el territorio estadounidense que los navajos claman como suyo. Se trata básicamente del noroeste de Nuevo México, del noreste de Arizona y del sureste de Utah. La extensión, no está mal, equivale a un Aragón y medio. Aprendí muchísimo sobre esta tribu india por la que siento gran admiración. El segundo viaje será llegar a Memphis, Tennessee, el 16 de agosto, para el 35º aniversario de la muerte de Elvis y mezclarme con todos los imitadores de Elvis que se juntan en Graceland, la mansión de los Presley, para ese día. Ya estoy ensayando poses.



2. ¿Dónde veranea?


Me encanta viajar. Me da igual dónde. También me gusta mucho volver a sitios en los que estuve hace años.



3. ¿Es de playa, de montaña, de ciudad o de pueblo?


Me encantan las playas repletas de gente asándose al sol. Me gusta subir montañas con los amigos. Las ciudades me apasionan todas. Mis orígenes están en dos pueblecicos de Teruel: Lechago y Castejón de Tornos.



4. ¿Qué hace diferente al resto del año?


Hago todo lo que puedo y más. Me cunden los días. El guiñote, los juegos de naipes en general, es una de mis pasiones. En casa de mis padres, el mantel de la sobremesa siempre es verde y de paño.



5. ¿Cuál ha sido el viaje de verano de su vida?


Ha habido muchos. Es una de mis suertes. A parte de Zaragoza, la ciudad que más huella me ha dejado es Córdoba. Razones sentimentales.



6. El verano está asociado a la infancia y a la adolescencia. ¿Cómo ha sido esa época?


Como he pasado toda mi vida alrededor de la educación (primero como estudiante y luego como profesor) para mí los veranos han sido siempre el momento de reflexionar sobre el año anterior y de proponerme un millón de cambios en mi vida a partir de cada septiembre. Casi siempre, como es de esperar, todo se ha quedado en un hermoso paisaje de buenas intenciones.



7. ¿Cuál es su mejor recuerdo, el que más te asalta?


Un bonito recuerdo de verano: en la piscina con los amigos de la adolescencia. Podíamos estar en el agua todo el día, excepto las dos horas de después de comer para hacer la digestión, claro. ¿Quién se inventaría esa historia?



8. ¿Qué tipo de lecturas (u otras actividades) suele hacer en estos días?


En verano no cambio mucho mis hábitos de lectura. Me gusta levantarme tarde y acostarme más tarde en verano.



9. ¿Qué canción o qué álbum están asociados a un verano inolvidable?


Todas las canciones de campamento. Primero en español, cuando era niño. Luego los gestos de las que no conseguía entender en inglés. En mi primer campamento de verano en Estados Unidos, mi amigo Juan Vallés, de Huesca, y yo movíamos los labios y hacíamos todos los gestos de las canciones mientras el resto del grupo cantaba porque no conseguíamos aprendérnoslas. Los niños americanos pensaban que estábamos locos.



10. ¿Cuál ha sido el gran personaje de sus veranos?


El de todos los españoles: Antonio Ferrandis. Más conocido como Chanquete.



11. ¿En qué han cambiado los veranos?


¿Me pongo trascendental, filosófico y contradictorio? En todo. En nada.



12. Si tuviese que resumir el espíritu del verano en un ‘tuit’ de 140 caracteres, ¿qué diría?


Tinto con gaseosa en porrón. Sandía con amigos en una plaza de Italia (noche). Torre del Ojo: cerezas devoradas en el mismo árbol. Vaquilla.



13. ¿Cuál es la mejor, la más extraña o sorprendente anécdota veraniega vinculada a su profesión?


Un verano, estuve dando clases de español en Madrid a un grupo de estudiantes canadienses y estadounidenses que iban a pasar un año escolar de la secundaria en España. Todas las mañanas iba a tomar café a una pastelería que tenía los mejores pasteles que puedas imaginar. Durante esas semanas, soñaba todos los días que me quedaba encerrado en esa pastelería y no dejaba de comer un pastel detrás de otro. Un día, una muchacha canadiense vino a hablar conmigo. Había ido al banco a cambiar dinero y el cajero se había confundido con la cantidad. Le habían dado lo que equivalía a 1.000 dólares cuando ella solo había entregado en caja 100 dólares. Me pidió consejo y yo le dije que, si quería devolverlo, yo la acompañaba al banco. A la mañana siguiente, el director de la sucursal nos invitó a tomar café en la pastelería en cuestión. Pusieron para nosotros una enorme bandeja de pasteles (no exagero si digo 200) que yo disfruté con la glotonería que me caracteriza. La muchacha y yo nos frotábamos los ojos y nos pellizcábamos cada vez que acabábamos una hilera de pasteles. Siempre me he preguntado qué fue de ese cajero que se equivocó con el cambio.