“Tenemos que hablar” y otras frases que nunca quieres escuchar de tu pareja

Superadas las inseguridades del comienzo, uno de los miembros de la relación puede acabar escuchando una de estas frases, las más temidas por los enamorados.

Para dejar a alguien, lo más honrado es ser sincero y desterrar del vocabulario sentimental los tópicos y fórmulas manidas.
Para dejar a alguien, lo más honrado es ser sincero y desterrar del vocabulario sentimental los tópicos y fórmulas manidas.
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Las relaciones humanas son complicadas, pero todavía lo son más cuando se trata de cuestiones amorosas. Tras el proceso de enamoramiento, y una vez superada la burocracia emocional -las intensas conversaciones sobre la definición de los límites de la relación y las intenciones e implicación de cada uno en ella-, llega la estabilidad.

Cuando parece que las arenas movedizas e inseguridades del comienzo ya han sido superadas, uno de los dos miembros de la pareja puede acabar escuchando una de estas frases, las más temidas por los enamorados.

"No es por ti, es por mí"

Este típico argumento tantas veces usado a la hora de decirle adiós a alguien suele esconder una de las más crueles mentiras: en realidad, sí, es por ti.

"Tenemos que hablar"

Aunque la comunicación es una de las bases de la pareja, la fórmula "tenemos que hablar", generalmente, va aparejada a una de esas conversaciones que terminan con un corazón roto. 

"He conocido a alguien"

Uno de los mayores miedos de los enamorados es que aparezca una tercera persona que le destrone de los pensamientos de su compañero.

"Ahora necesito estar solo"

Cuando alguien pronuncia estas palabras significa, en la mayoría de los casos, que lo que no quiere es estar con la otra persona. Para dejar a alguien, lo más honrado es ser sincero y desterrar del vocabulario sentimental los tópicos y fórmulas manidas. 

"Te quiero, pero no puedo darte lo que necesitas"

Bueno, por poder, podrías, pero no estás dispuesto. Esta es otra de las construcciones típicas de las rupturas. Además, se trata de un argumento doblemente perverso. Por un lado, reafirma los sentimientos sobre el amado y, por otra, obvia que se trate de una cuestión voluntaria.

"Vamos a darnos un tiempo para pensar"

Pensar es una actividad que requiere tiempo, distancia y frialdad. Pero pese al oxígeno que eso pueda insuflar a la relación, muchas veces, la decisión de partir está tomada de antemano. 

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