¿Qué ocurre en la vida real cuando aparecen los problemas legales?

Son muchas las situaciones que exigen buscar le consejo de un abogado.

Estamos acostumbrados a ver el derecho a través del cine.
Estamos acostumbrados a ver el derecho a través del cine.

Estamos acostumbrados a ver el derecho a través del cine y a pensar "eso a mí no me va a pasar", sin darnos cuenta de que desde el momento en que vivimos en sociedad y que hay una normativa que regula esa convivencia para que sea pacífica y los derechos de cada uno se respeten y no interfieran con otros, hay todo un entramado legislativo que se ocupa de ello y que nos afecta.


"El derecho regula absolutamente todo lo que hacemos", afirma Miguel Ángel Aragüés, gerente del Real e Ilustre Colegio de Abogados de Zaragoza (Reicaz). "No nos damos cuenta –prosigue el letrado-, pero cuando compramos una entrada para el cine, ese simple tique puede dar lugar a una indemnización si hay un problema que impide ver la película. Este verano, por ejemplo, hemos estado viviendo incidentes con vaquillas, con consecuencias muy graves, de heridos o incluso fallecidos; son momentos dramáticos, y es fundamental, para que esas tensiones se canalicen de manera civilizada, que todo lo que tenga que ver con esas situaciones posea detrás una regulación y que, ante cualquier dificultad, la ley establezca lo que debe hacerse -señala Aragüés-. Para eso está el derecho, para poder solucionar los conflictos sin necesidad de tener que recurrir a la fuerza como pasaba antiguamente".


La importancia del asesoramiento

Sin necesidad de ponernos en lo peor, Aragüés recomienda contar con asesoramiento ante cualquier contratiempo que pueda convertirse en relevante: "No vale pensar que ‘a mí no me va a pasar’, porque hay cuestiones, como un accidente de circulación, que no dependen de nuestro propio comportamiento y, sin embargo, podemos llegar a vernos incluso ante consecuencias penales. O, en otro orden de cosas, un simple rifirrafe dentro de una comunidad de vecinos es susceptible de acabar degenerando en comportamientos constitutivos de delito sin que la persona sea consciente de que está llevando a cabo una conducta que ya no es una mera riña, sino que entra en la vulneración de la ley".


No es necesario disponer de un ‘abogado de cabecera’, igual que no salimos con un médico a la calle por si tenemos un accidente, pero sí es cierto que son muchas las tesituras en las que es conveniente buscar consejo jurídico. Algunas tan cotidianas como un contrato de alquiler. "Antes de firmar, haríamos bien en consultar a un abogado -asegura Aragüés- y ver que todo es correcto, si se reconocen en el documento todos los derechos que podemos exigir, o si nos compromete a algo que nos puede perjudicar". Lo mismo se aconseja para diferentes circunstancias personales o familiares, como la firma de unas capitulaciones matrimoniales antes de la boda.


El riesgo de ‘automedicarse’

Y cuando nos encontremos ya en trance de conflicto, es mejor, siguiendo el símil sanitario, ‘no automedicarse’ y actuar por cuenta propia. Y es que es posible que hacer aquello que hizo un amigo o que oyó un cuñado pueda llevarnos al desastre. Por ello, Aragüés recalca que "si ya hemos entrado en una situación problemática, es muy importante no tomar ninguna decisión sin consultar antes a un abogado, ya que puede haber consecuencias irreparables y en las que no nos habríamos visto si no hubiésemos realizado determinado acto anteriormente".


Si se va a crear una sociedad, también es mejor consultar con los abogados para que expresen las prevenciones necesarias, en lugar de verse luego en conflictos, que acabarán en juicios, y resultan mucho más gravosos que ese primer asesoramiento.


- Más información en la Guía Práctica del Asesoramiento Jurídico y Financiero