Feria del Pilar

Solo una oreja para Roberto Armendáriz, en el último toro de la feria del Pilar

El jinete navarro recibió el último de los pocos trofeos que se han concedido en esta feria del Pilar en la corrida de rejones de este domingo.

El jinete navarro Roberto Armendáriz cortó la única oreja, del sexto toro de la tarde -conocido aquí como "el de la jota"- y que fue también el último de los lidiados en la feria del Pilar de Zaragoza de este año.


Ficha del festejo:


Cinco toros de Luis Terrón y uno de Fernando Sampedro (1º), despuntados para rejones, de correcta presentación y de juego descastado y a menos.


Hermoso de Mendoza: seis pinchazos, rejonazo trasero y descabello (silencio); dos pinchazos y dos descabellos (ovación).


Sergio Galán: dos pinchazos y rejonazo trasero (ovación); rejonazo trasero y descabello (vuelta al ruedo tras petición de oreja).


Roberto Armendáriz: medio rejonazo contrario, dos pinchazos, rejonazo muy bajo y descabello (silencio); rejonazo arriba y descabello (oreja).


La plaza se llenó en el octavo y último festejo de la feria del Pilar.


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En el último minuto


Hubo que esperar a que sonara la jota que, como costumbre local, cada tarde interpreta la banda a la salida del sexto toro para que se cortara también la última de las pocas orejas que se han concedido en esta feria del Pilar.


La corrida, hasta entonces transcurría sin trofeos, en caso extraño para las siempre festivas corridas de rejones, y Roberto Armendáriz salió decidido a aprovechar la oportunidad de ser el único jinete en "puntuar".


Tal vez por ese ansia de triunfo, se le notó por momentos demasiado "arreado" con un toro de Luis Terrón que pedía algo más de temple por la nobleza y la viveza de unas embestidas que sólo atemperó con un rejón de castigo.


Aun así, el público, en busca de un final feliz de la fiesta, valoró y jaleó la decisión de todas sus intervenciones, obviando que sus caballos resultaron varias veces tropezados por los pitones.


Pero sobre todo lo demás contó la vibración y la determinación con que Armendáriz buscó esa última oreja del abono que, tras un rejonazo en lo alto, fue unánimemente solicitada.


Con el tercero, que fue desfondándose y menguando la calidad y el recorrido de sus arrancadas, el joven navarro clavó sin mucho ajuste y se dilató en una larga sucesión de fallos con el rejón de muerte.


También pinchó reiteradamente a sus dos toros su paisano Hermoso de Mendoza, que se quedó así sin premio tras realizar lo más meritorio de la tarde.


El primer toro, del hierro de Fernando Sampedro, tuvo una acusada querencia a los terrenos de tablas, donde Hermoso lo toreó con maestría a lomos de "Disparate", un caballo castaño con el que ha puesto en boga la suerte de la "hermosina", galopando con el toro tras la grupa del equino, que la oscila alternativamente de uno a otro pitón.


Se recreó Hermoso en esta suerte de su invención y atacó después cerca de los pitones para clavar banderillas, pero el toro, entrablerado y tapándose a cabezazos, no le facilitó las cosas con el rejón de muerte.


Tampoco fue fácil el cuarto, un astado reservón y con la cabeza muy alta, al que Hermoso lidió con precisión, valor y sobriedad, sin alardes para la galería. Aguantó el rejoneador de Estella los secos pitonazos del toro, que incluso le llegaron a romper la polaina derecha. Pero, de nuevo, el fallo en la suerte suprema dejó su casillero en blanco.


A Sergio Galán se le pidió la oreja del quinto, uno de los mejores toros de la corrida, porque no se paró ni se defendió como la mayoría de sus hermanos. El jinete conquense se lució sobre todo en los aplaudidos alardes de doma y en los adornos.


En cambio, a la hora de clavar hubo ciertos desajustes que restaron nivel a una larga faena en la que finalmente el de Terrón acabó acobardándose en la barrera. Con el primero de su lote, que se vino abajo y nunca descolgó el cuello, Galán estuvo valiente y tesonero en una labor a menos.



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