Fiestas del Pilar

¡Otro perrito piloto!

El recinto ferial, un clásico de las fiestas, sigue siendo un éxito de público. La nueva noria se ha convertido en el gran atractivo.

Las ferias, tan multitudinarias como siempre.
¡Otro perrito piloto!
F. JIMENEZ/A PHOTO AGENCY

Ni el clima cambiante, ni la crisis o la lejanía de las atracciones del centro de la ciudad impiden que, como cada año, miles de zaragozanos se acerquen al recinto ferial. La larga fila en la primera (¿o última?) parada del tranvía, en Gran Vía, deja bien a las claras lo que uno se va a encontrar en el corazón de Valdespartera: miles de padres, hijos, jóvenes y ancianos buscando pasar un rato agradable en una de las citas ineludibles de las Fiestas del Pilar.


Este año, las ferias han llegado con un repertorio bastante parecido al de octubres anteriores, aunque con una importante novedad: el 'Mirador Princess', la noria transportable más alta de Europa. No llega a alcanzar las dimensiones del 'Ojo de Londres' u otros titanes de la diversión, pero sus 70 metros de diámetro han causado todo tipo de sensaciones: desde el niño que ha conocido de primera mano el significado de la palabra vértigo hasta el 'forano' que ha podido visitar, desde las alturas, toda la ciudad en un abrir y cerrar de ojos.


Lo cierto es que en el recinto hay barracas y atracciones para todos los gustos. No faltan los bingos y juegos de azar con papeletas. Tampoco el tiro al blanco o los autos de choque. Todo ello con la banda sonora de los feriantes, que animan y azuzan al personal para que se acerquen a sus puestos, y bajo un intenso olor a patatas fritas y churros.


La noria, atracción estrella


"Llevaban toda la semana pasando por delante de la noria y pidiéndome que les trajera y por fin se han podido subir, les ha gustado mucho", indicaba a la salida de la noria Carmen, una zaragozana madre de dos niños. No son, ni mucho menos, los únicos que se han subido a esta atracción. "He hecho bastante fila, pero una vez arriba, con las vistas, te das cuenta de que merece la pena", concluía Juan, vecino de Cuarte y uno de tantos que no han dudado en montarse en la gigante rueda de metal.


La crisis se deja notar


Manuel Enríquez, responsable de una de las atracciones, lamentaba que, "aunque viene la misma gente que otros años, sí que se nota mucho que gastan menos, se lo piensan más a la hora de sacar a pasear los euros. Igual vienen con los niños, les dejan montar en una atracción y los padres se toman algo barato. Antes no miraban tanto al bolsillo".


Los visitantes, aunque contentos por el buen ambiente, apuntaban hacia los precios como motivo de su 'tacañería'. "La verdad es que podrían ser algo más ajustados. Es el segundo día que venimos y hoy solo vamos a dejar que se suban a una atracción", indicaba Andrés, un padre de familia numerosa.


Cara o barata, la feria sigue, un año más, al pie del cañón. Y anda que no le quedan años... más que vueltas a la noria.