Recuerdos de otra promoción mágica

La promoción que se ganó al Murcia en 1991 puso los cimientos para una etapa de oro del Real Zaragoza, coronada por la Recopa. Aguado, Poyet, Higuera y Cedrún, protagonistas de aquel éxito, comparten sus recuerdos y extraen enseñanzas aplicables en la actualidad

Xavi Aguado y Gustavo Poyet celebran en el vestuario de La Romareda la permanencia lograda en 1991.
Xavi Aguado y Gustavo Poyet celebran en el vestuario de La Romareda la permanencia lograda en 1991.
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Ranko Popovic definió ayer la eliminatoria contra Las Palmas como "el partido de nuestras vidas". No exageró el técnico serbio ni buscó una declaración efectista para espolear a la afición y a los jugadores. Le dan la razón mitos zaragocistas como Xavi Aguado, Andoni Cedrún, Gustavo Poyet y Paquete Higuera. Los tres fueron protagonistas de la promoción para salvar la categoría contra el Real Murcia en junio de 1991. Una experiencia exitosa que quedó incrustada a fuego en su disco duro vital. Incluso alguno la destaca como su mejor recuerdo futbolístico, por encima de la Recopa o de las Copas del Rey.


"Sin ninguna duda, aquella promoción fue el momento más importante de mi carrera deportiva. Ganamos títulos y conseguimos goleadas históricas, pero nada es comparable a todo lo que vivimos contra el Murcia", rememora con una indisimulable emoción Andoni Cedrún.


Para los aficionados más jóvenes, debe contextualizarse aquel duelo a doble partido, en el que los aragoneses aspiraban a no perder la categoría y los murcianos a ascender. La ida en la Condomina concluyó con un sufridísimo 0-0 y la vuelta en La Romareda se convirtió en una fiesta de goles y zaragocismo (5-2).

"La ida fue un calvario. Perdimos en Cádiz el domingo y llegamos a Murcia el miércoles, el mismo día del partido. Partimos con una desventaja psicológica y física tremenda. Ellos tenían mucho que ganar y nosotros muchísimo que perder. Salimos al campo con miedo, un poco agarrotados. Pero supimos sufrir y mantuvimos nuestra portería a cero. Salimos vivos de la Condomina", rescata Xavi Aguado.


Higuera, con su diestra de seda, remata la imagen. "Nos achucharon y las pasamos canutas. Las cosas se pusieron muy mal pero resistimos. En este tipo de eliminatorias no perder los nervios y controlar la situación es fundamental", apunta el extremeño.


Solventado el compromiso a domicilio, La Romareda se incendió una semana después para alentar al equipo hacia un triunfo justo y necesario. Un ambiente que hoy debería reproducirse. "El estadio estaba a reventar. No se veían los pasillos ni las escaleras porque estaba llenísimo. Muchos espectadores me han explicado que dos personas ocupaban un asiento. Detrás de una de las porterías se concentraron decenas de estudiantes de la Universidad de Zaragoza. La movilización me recuerda mucho a la de ahora", comparte Cedrún.

"No es un tópico que la afición nos lleva en volandas. Una Romareda llena intimida al rival y motiva a los jugadores propios. Aquella noche de 1991 notamos el aliento de la gente y eso contribuyó a que el estado de ánimo fuera el ideal para afrontar una final tan decisiva", asevera Aguado.


La demolición del Murcia, con goles de Gustavo Poyet (2), Miguel Pardeza (2) e Higuera, desterró fantasmas y puso los cimientos de un lustro dorado de la entidad. "Jamás olvidaré la promoción. En lo colectivo y en lo individual. Aquellos dos goles me dieron confianza para explotar mis virtudes e ir creciendo temporada tras temporada. Nada hubiera sido igual si no hubiéramos derrotado al Murcia", relata Poyet. Con la permanencia en el bolsillo, Víctor Fernández –el técnico de la salvación– disfrutó de la tranquilidad necesaria para armar una escuadra que derribó muros para instalarse en la eternidad. "No es casualidad que seis de los titulares contra el Murcia lo fuéramos también en la final de la Recopa cuatro años después. Fue una progresión extraordinaria que arrancó aquel 19 de junio en nuestro estadio. Todo cambió a mejor a partir de ese punto", retoma Aguado.


Un argumento que Cedrún traslada a 2015. "La eliminatoria contra Las Palmas puede tener una relevancia similar a la de 1991. Si subimos, habrá un antes y un después para el club. Como exjugador, abonado y forofo, siento que va a ser un duelo histórico y que La Romareda va a temblar esta noche. ¡El Zaragoza y la afición somos nobles y muy grandes!", concluye el cancerbero.

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