Messi es imparable

El jugador argentino destrozó al Bayern de Múnich, con dos goles y una asistencia, y dejó prácticamente sellado el pase del Barcelona a la final de Berlín.

Leo Messi, nada más marcar ante el Bayern de Múnich.
Leo Messi, nada más marcar ante el Bayern de Múnich.
P.P. MARCOU/afp

En el pasado, fue el Dream Team de Johan Cruyff; y no hace tanto se hablaba del Barça de Pep Guardiola. Sin embargo, Leo Messi anda ahora dispuesto a apropiarse del apellido de este Barcelona que aspira al triplete por segunda vez en su historia. Después de la decepcionante temporada pasada, en la que todo le salió mal, Leo se ha reinventado en muy poco tiempo. Este es el Barça de Messi, aunque el entrenador sea Luis Enrique, un técnico con carácter pero que ha sabido convivir con el astro argentino. A la hora de la verdad, el mérito del técnico es haber extraído lo mejor de cada uno de sus jugadores.


Todo cambió en San Sebastián, escenario de la última derrota del equipo azulgrana. Desde entonces han pasado cuatro meses y el Barça no ha hecho nada más que crecer. Aquel día se desató la tormenta que está a punto de convertirse en perfecta. Messi regresó con permiso del club más tarde que el resto de sus compañeros, después de las vacaciones de Navidad. No jugó de salida y eso molestó al argentino, acostumbrado a jugar siempre y bajo cualquier circunstancia. Perdió el Barça, se destapó un desencuentro entre el técnico y la estrella, el presidente Josep María Bartomeu destituyó a Zubizarreta y convocó elecciones para finales de temporada, una fecha que hasta ahora se desconoce. Desde principios de año, los azulgranas han jugado 29 partidos y Messi solo se ha perdido uno –la vuelta copera ante el Elche–. En ese periodo, el Barça ha ganado 27 encuentros, ha cedido una derrota (0-1 ante el Málaga) y un empate (2-2 en Sevilla).


El equipo va como un tiro y se sustenta en la contundencia de su tripleta de delanteros. Entre los tres han marcado ya 111 goles en lo que llevamos de temporada y han aparecido en todos y cada uno de los grandes partidos: ante el Real Madrid, el Bayern, el Manchester City o el PSG. Messi se reivindica y Luis Enrique sonríe. Nadie sabe nada sobre el futuro del técnico cuando faltan cinco o seis partidos para cerrar el telón y con unas elecciones a la vuelta de la esquina.


Leo también sonríe. Vuelve a ser el centro de todo. Ejerce de líder en el campo y hasta se deja ver en la sala de prensa dos años después de su última comparecencia. Y sigue marcando y fabrica goles para la posteridad, como el segundo que anotó el miércoles ante el Bayern de Múnich. Se siente feliz, el equipo sigue ganando y se encuentra actualmente en su versión más madura como futbolista. .Como expresó Guardiola en la antesala de las semifinales, "Messi es imparable".