Los expertos que buscan a Cervantes no pueden demostrar que los restos sean del escritor

Tras 10 meses de trabajos y de gastar 114.000 euros, el cotejo del ADN es imposible porque no hay muestras con las que compararlo.

Por ahora no se puede demostrar que los huesos hallados en la cripta del Convento de las Trinitarias de Madrid sean los de Miguel de Cervantes y su mujer, Catalina de Salazar. Después de 10 meses de trabajos arqueológicos y antropológicos y gastar 114.000 euros, los investigadores creen que "es posible" que entre los fragmentos óseos se encuentran los del autor de ‘El Quijote’. Para no tener ninguna duda habría que hacer una prueba de ADN, pero el problema estriba en que no hay material genético con qué cotejarlo. "No podemos hacer una verificación matemática en términos de certeza absoluta, por eso somos prudentes y al mismo tiempo estamos muy ilusionados. Estamos convencidos de que en esos fragmentos hay algo de Cervantes", aseguró el forense y uno de los responsables del proyecto, Francisco Etxeberria.


Los que se apuntan al pesimismo esgrimen el dato de que en los restos no se han hallado indicios de lesiones como las que sufrió Cervantes en la batalla de Lepanto. No hay ningún rastro del disparo que menoscabó el brazo izquierdo al autor de ‘Las novelas ejemplares’ ni del arcabuzazo que recibió en el pecho. Eso sí, la investigación ha servido para descubrir que la iglesia primitiva de las Trinitarias estaba afincada en un lugar distinto del que se creía.Excavar antes que documentar


Lo paradójico es que se ha empezado la casa por el tejado. El archivero y bibliotecario de Ayuntamiento de Madrid, Francisco Marín Perelló, se ha dejado las pestañas leyendo 1.200 folios manuscritos de los libros de defunción de la iglesia de San Sebastián, una tarea que se ha hecho en los últimos "cuatro días" y a marchas forzadas, para que se pudieran ofrecer datos en la rueda de prensa. Es decir, los trabajos de excavación se han hecho antes que la documentación. Según Perelló, la consulta de los archivos del enterramiento "ha sido incompleta" en todos estos siglos, por lo que conviene proseguir la investigación en un futuro.


Identificar los restos de Cervantes mediante un análisis genético de forma fehaciente equivaldría a remover Roma con Santiago. El árbol genealógico del escritor prácticamente acaba con él. Se sabe que su hermana Luisa está enterrada en el Convento de las Carmelitas Descalzas de Alcalá de Henares, pero yace en un osario, junto a cadáveres de centenares de monjas.


Las conclusiones del equipo científico caben en menos de una página. "A la vista de toda información generada de carácter histórico, arqueológico y antropológico, es posible considerar que entre los fragmentos de la reducción [osario] localizada en el suelo de la cripta de la actual Iglesia de las Trinitarias se encuentren algunos pertenecientes a Miguel de Cervantes". Para el forense y director de la búsqueda, la versión es más que una mera hipótesis.


Los expertos prefieren hablan de "localización" antes que de "identificación". Hay huesos dispersos en tres estratos en el subsuelo de la bóveda conventual. Los más profundos pertenecen al siglo XVII, pero están muy deteriorados. En realidad, en algunos casos es más apropiado hablar de "esquirlas" antes que de fragmentos óseos.


Los verdaderos hallazgos son más de orden documental e histórico que arqueológico. Los libros de difuntos de los registros parroquiales de la iglesia de San Sebastián dan fe de que entre 1609 y 1630 fueron enterradas en el templo de las trinitarias 17 personas, de los cuales seis eran niños. En el subsuelo de la cripta, adonde fueron trasladados los restos mortales desde la iglesia primitiva en una fecha no posterior a 1730, han aparecido huesos, en algunos casos "diminutos" y muy desgastados por la humedad, de 15 personas, en diez casos de adultos y en cinco de niños. Hasta ahí llegan las conclusiones del trabajo de los científicos, en las que abundan las "coincidencias" que permiten decir que es probable que los huesos de Cervantes yacen bajo la bóveda del convento. Y lo hacen en compañía de su viuda, Catalina de Salazar.Misión imposible

Ahora podría comenzar una tercera fase de la investigación, consistente en la realización de análisis bioquímicos y genéticos. Sin embargo, como Luisa de Cervantes, la hermana del escritor, era la única pariente y sus despojos están mezclados con los de otras monjas, el contraste de ADN es hoy por hoy una misión imposible. La monja, segunda descendiente del cirujano Rodrigo de Cervantes y de su esposa Leonor de Cortinas, ingresó a los 18 años en el convento alcalaíno, del que llegó a ser priora.


A raíz de las excavaciones han aflorado vestigios de la vestimenta propia de un capellán del siglo XVII, lo que corrobora que en la cripta del monasterio están alojados los primeros enterramientos. En una segunda fase de inhumaciones han surgido hueso de niños, el 75% de los cuales presentaba síntomas de haber padecido raquitismo.


Otra coincidencia que alimenta la sospecha de que se está sobre una buena pista estriba en que se ha encontrado una moneda de 16 maravedíes de Felipe IV y que podría datar de la década de 1660.


A la luz de los documentos consultados, los despojos del escritor fueron trasladados entre 1698 y 1730 a la cripta del convento, justo cuando estaban terminando las obras de remodelación. Los restos mortales quedaron inhumados en la cripta, en el osario que los científicos han identificado con la nomenclatura 4.2/32.