José Carlos Díez, profesor de economía: "hacer un país 'low cost' es estar liquidado"

Colaborador de prensa escrita y medios audiovisuales, además de autor de un blog y un libro, este palentino es uno de los economistas más populares de nuestro país por su interés en divulgar esta disciplina más allá de las aulas de la Universidad de Alcalá, donde imparte clases.

José Carlos Díez, durante su visita a Zaragoza para participar en una jornada organizada por Coface en el Caixaforum.
José Carlos Díez, profesor de economía: "hacer un país 'low cost' es estar liquidado"
Oliver Duch

-¿Nos podemos creer la recuperación económica?

Sí (ríe). Ahora sí, más que hace un año, porque la política económica europea es más consistente. El BCE tiene un plan y la mejora que hemos visto en la prima de riesgo va a continuar, porque nadie en el mercado duda de que el BCE va a seguir con su compra de deuda. El tipo de cambio ha bajado un 0,5 y eso significa que los bienes y servicios que vendemos al exterior son un 20% más baratos que hace un año, somos más competitivos. Y la bajada del precio del petróleo ha sido para nosotros como una bendición. La recuperación tiene así más intensidad y más consistencia, pero eso no significa que hayamos salido de la crisis, solo que estamos en el inicio de la salida.


-A su juicio, ¿existe ese ‘riesgo político’ del que se habla como riesgo económico?

Hay un cambio de escenario en la política y eso genera incertidumbre. Soy cauto con las encuestas, porque un 40% de los españoles no define su voto. Pienso que son los resultados de las elecciones autonómicas y municipales los que van a marcar la tendencia. Creo que los dos partidos nuevos (Ciudadanos y Podemos) no van a estar arriba, pero sí en las negociaciones para formar gobierno. Más que riesgo político, veo riesgo de fragmentación, y lo que dice la evidencia histórica, aunque no puede interpretarse como una relación de causalidad, es que los países con entornos políticos fragmentados tienen crecimientos menores, de media. Lo que necesitamos es un debate de diagnóstico, ver qué ha pasado y dónde estamos, que se presenten proyectos y el ciudadano tenga un abanico con opciones para elegir. Y también tiene que haber una responsabilidad por parte de los partidos que gobiernan. De todos modos, ¿puedo dar un consejo a los empresarios?


-Por supuesto.

Que se olviden de la política, que se centren en hacer empresa y en crear empleo, que se concentren en su negocio.


-Se ha repetido que, para salir de la crisis, España tenía que cambiar su modelo económico, ¿lo hemos conseguido?

España lleva cambiando de modelo desde los años 50. Somos un país de éxito, si miramos las exportaciones desde los años 60, o incluso desde los 90, España es un país con éxito exportador. Nos dijeron que iba a ir bien por la reforma laboral, pero en un mundo global, donde Vietnam ya exporta electrónica y no textil, en un mundo tan competitivo, siempre va a haber otro que lo hace más barato que tú. Los que han seguido esa estrategia han fracasado o directamente se han ido a producir a esos países más baratos y no han creado empleo en España. La estrategia debe ser hacerlo mejor, diferente, con más diseño... y más barato, porque el precio es también una variable importante. Estamos en esa fase. Hay 7.000 millones de consumidores en el mundo, con 1.000 millones que van pasar de la pobreza a la clase media en 15 años. Hay que preocuparse de la estrategia y salir, pero sabiendo a dónde vas y por qué.


-Visto el panorama actual, ¿dónde conviene ir?

Hay países muy interesantes, ahora están Estados Unidos y el Reino Unido. Europa va a mejor, y, dentro de ella, mejor Alemania que Francia. Pero para exportar es clave el diseño y la diferenciación. Hacer un país ‘low cost’ es estar liquidado, las empresas tienen que tener un margen para pagar buenos salarios.


-Pero la tendencia es a buscar todo cada vez más barato, en España tal vez por la crisis...

Si no paras de exigir precios cada vez más bajos, las empresas se quedan sin margen, tienen que reducir costes, te bajan el salario y entonces te mosqueas. Por eso hay que intentar ir hacia una economía más colaborativa, donde no sea ‘yo, todo a lo mío’. La deflación se ha incorporado a nuestras expectativas. En España hay causas justificadas: con la crisis ha habido situaciones durísimas, la gente ha perdido su trabajo... Ahora vamos un poco más normal, es positivo que se cree empleo, aunque sea precario. Pero también se han subido impuestos, los precios de algunas cosas, como la universidad... todos nos hemos empobrecido y eso cambia el comportamiento. Hay que empezar a tomar posiciones colaborativas, y ahí la política es muy importante, necesitamos un líder que nos ponga a remar a todos en la misma dirección.


-¿Y recuperar la famosa confianza?

La confianza es un motor económico retrasado. La crisis empezó en 2007 pero la gente no lo percibió hasta la quiebra de Lehman Brothers. Luego hay una recuperación y tardamos en percibirla, pero es que el miedo, por la naturaleza humana, tarda en perderse.


-Es que hay cosas muy preocupantes, por ejemplo: ¿Qué futuro ve al sistema de pensiones?

Con salarios más bajos, desgravaciones fiscales, subvenciones a la contratación... ¿quién pagará las pensiones dentro de 10 años? Si toda la contratación se hace sin pagar cotizaciones y con salarios bajos, te estás comiendo la hucha de las pensiones. La Seguridad Social tiene un déficit de 35.000 millones y en 2014 sus ingresos crecieron un 0,8%, el menor aumento en una recuperación económica desde Isabel la Católica. Entiendo que si hay un problema estructural con parados mayores de 50 años, o con los jóvenes, des una desgravación para apoyar su contratación, estoy de acuerdo. Pero no en generalizarlo. Hay que hacer políticas sensatas.


-Usted es profesor, ¿habría que mejorar los conocimientos económicos de los ciudadanos?

En mayo saco un libro, más amable que el anterior, de conceptos y divulgación económica, porque creo que es un buen momento, la sociedad lo demanda. Si conseguimos que esta crisis sirva para mejorar la cultura económica del país, nos ayudará a prevenir otras. No vamos a convertir a los ciudadanos en economistas, pero sí sería bueno que cuando vean información económica tengan capacidad para valorarla, un criterio. Conseguiríamos un sociedad con un comportamiento más cívico. Pero para eso el conocimiento económico tiene que ser como una melodía agradable, no algo que odien.