¿Es la hora de Europa?

"?Las bolsas de la zona euro han proseguido su escalada alcista, ajenas a lo que en diciembre parecía un gran riesgo, a saber, la elección en Grecia de un Gobierno que cuestiona abiertamente las políticas diseñadas en Bruselas".

Tal vez lo más llamativo de la primera semana de febrero sea que las bolsas de la zona euro han proseguido su escalada alcista, ajenas a lo que en diciembre parecía un gran riesgo, a saber, la elección en Grecia de un Gobierno que cuestiona abiertamente las políticas diseñadas en Bruselas. Ni siquiera la decisión del BCE de no aceptar los bonos griegos como colateral a partir del 12 de febrero ha alterado la indiferencia de las bolsas europeas ante el tema griego. En particular, el Dax alemán se ha consolidado como el índice más alcista en lo que va de año, mientras que el S&P está prácticamente plano.


Este buen tono de las bolsas de la zona euro responde a la convicción de muchos inversores de que estamos ante el año de Europa, tras años en los que las bolsas americanas se han comportado mucho mejor. Las razones para ello serían tres: la caída del petróleo, la depreciación del euro y la nueva política de estimulación cuantitativa (QE) del BCE.


¿Es la hora de apostar por las bolsas europeas? A nuestro juicio los elementos positivos ya citados (energía barata, euro barato, liquidez extra) son argumentos potentes para la renta variable de la zona euro, pero no debemos olvidar algunos factores de riesgo evidentes que pueden generar gran volatilidad. Haya finalmente o no acuerdo con Grecia, la semilla de nuevos problemas de fondo en el euro como moneda común ya está puesta y va a provocar muchos momentos de tensión e incluso va a obligar a un nuevo diseño institucional de la zona.

Esa incertidumbre política se produce en un momento de estancamiento económico de la zona, y a la vez el estancamiento se produce en medio de un elevado paro y de una elevada deuda. Esos factores ponen cierto techo a la euforia desatada por la decisión del BCE del pasado enero, y nos hace ser cautos. En Europa hay magníficas compañías, como las hay también en EE. UU., y el éxito del inversor es comprarlas a buenos precios.