Sin refugio ante el ciclón

El CAI Zaragoza fue incapaz de plantear resistencia alguna a un Herbalife Gran Canaria especialmente inspirado desde el perímetro.

Stevan Jelovac se lamenta durante el partido de ayer
Sin refugio ante el ciclón
Aránzazu Navarro

No hubo remedio. El Herbalife Gran Canaria saltó a la cancha del Príncipe Felipe con un par de revoluciones más y aturdió al CAI Zaragoza. Antes de que los rojillos pudieran preguntarse qué era lo que estaba fallando, el parcial en contra ya aplastaba los ánimos de los jugadores. Salvo Jelovac, el de siempre, ninguno se sintió cómodo sobre el parqué en los primeros minutos. El aro se empequeñeció y el del rival se hizo demasiado grande desde el primer momento. Esta vez no existió un motivo por el que creer en la remontada.


Walter Tavares –el joven pívot caboverdiano de 2,20 metros– venía avisando de su peligro tras su histórica actuación en el encuentro de Eurocup contra el Dinamo Sassari, en el que anotó 26 puntos y capturó 12 rebotes. Sobre él se debían centrar los esfuerzos en los instantes iniciales y ni siquiera esa primera estrategia salió bien. La defensa planteada por Joaquín Ruiz fue frágil al comienzo y se rompió desde la primera jugada con una facilidad pasmosa. Primero por el gigante canterano amarillo y luego por uno de los dos protagonistas del encuentro: Kyle Kuric. El norteamericano, jugador de rachas, entró con el pie derecho a la pista y empezó a acribillar desde la larga distancia. No existió oposición: la cobertura del perímetro del conjunto rojillo fue casi nula. Ni Robinson ni Goulding supieron parar al francotirador de Evansville, que se movió a su libre albedrío durante todo el partido. La defensa estaba desactivada; también la dispuesta sobre Brad Newley, que martilleó con sus habituales y electrizantes cambios de ritmo.


En esta ocasión tampoco hubo timón. Llompart, uno de los bases más en forma de la ACB, se vio superado por el arreón inicial de sus adversarios. No pudo templar las situaciones de ataque y se diluyó en el ‘correcalles’ de los albores del choque. El mallorquín terminó el partido sin anotar un punto y con cuatro pérdidas, algunas de ellas provocadas por la precipitación. Se fue al banquillo antes del final del tercer parcial para no volver a salir a pista. Lo hizo frustrado, enfadado y cabizbajo, como nunca querría ver la afición rojilla a su capitán. Lisch asumió los galones, aunque tampoco él tenía la receta para frenar a un equipo que sumaba con una facilidad inquietante.


Entonces apareció el de siempre, quizás algo tarde. Jelovac salió a cancha en la segunda tanda de sustituciones –después de que lo hicieran Katic, Goulding y el propio Lisch–y para entonces sus compañeros perdían por trece puntos, a falta de tres minutos para la conclusión del primer cuarto. Quedaba mucho partido por delante y, si había alguien capaz de guiar la remontada, era él. Lo intentó y lo peleó. Su muñeca empezó a aportar los resultados esperados desde el primer momento. Un triple suyo al inicio del segundo parcial confirmó el mayor acercamiento tras el 0-16 de apertura (nueve puntos, 22-31). Estuvo inmaculado en el lanzamiento de larga distancia (tres dianas de tres intentos), y se adueñó de la zona ante Báez, O’Leary y Kendall. Las faltas de los jugadores interiores fueron el único quebradero de cabeza para Aíto García Reneses –de hecho el canadiense y el irlandés acabaron eliminados– y gran parte de la culpa la tuvo ‘Steve’. Recibió diez faltas y lanzó doce tiros libres, con un solo fallo. Además, atrapó siete rebotes. Un total de 38 puntos de valoración refleja el buen hacer del serbio. Sigue imparable.


El jugador nacido en Novi Sad, no obstante, fue clave solo para mantener el marcador en unas rentas terrenales. Faltó colaboración. Landry, autor de 17 puntos y Chris Goulding, que convirtió 12 tantos, fueron los únicos que se mostraron acertados en la parcela ofensiva.


No se pudo apelar a la épica. El ‘Granca’ estuvo intratable durante los 40 minutos y el CAI no tuvo la posibilidad de convertir una nueva exhibición de Jelovac en una heroicidad. Gran Canaria, un rival de potencial muy parejo al del equipo aragonés, ha trabado el camino hacia la Copa, aunque esta meta sigue siendo muy factible.