Antonio Garrigues, presidente de honor del despacho Garrigues: ​"corregir la desigualdad requiere que paguen más quienes más tienen"

Antonio Garrigues Walker (Madrid, 1934), jurista español, es presidente de honor del despacho de abogados Garrigues, del que fue presidente ejecutivo desde 1961 hasta 2014. Además, preside la Fundación Garrigues y la Cátedra de Derecho Global de la Universidad de Navarra.

Garrigues, el pasado miércoles en la sede de Ibercaja en Zaragoza.
Antonio Garrigues, presidente de honor del despacho Garrigues: ​"corregir la desigualdad requiere que paguen más quienes más tienen"
Oliver Duch

Este prestigioso jurista piensa que el mundo se está planteando otro modelo económico más justo que el capitalismo salvaje que ha provocado la crisis y que poco a poco se introducirán mecanismos fiscales para corregir tanto desequilibrio, pero que costará y que habrá que hacerlo de manera global y no país por país 


-¿Cree que España está saliendo de la crisis como repite una y otra vez el Gobierno?

Que la situación económica está mejorando nadie lo duda. El problema es si es una mejoría suficiente para afrontar todos los problemas serios que tiene España como el dramático problema del paro, el endeudamiento público y privado o la corrupción. Por eso, no caben triunfalismos de ningún tipo. Yo he dicho que España no puede ser una excepción a la regla general y es que Europa no funciona. Bastante hacemos siendo el país que está tirando del crecimiento europeo. Lo que dice el Fondo Monetario Internacional es que este año vamos a crecer al 2% y el que viene el 1,8%, aunque también puede corregir sus previsiones, pero en fin, ahí estamos, y somos dentro de esa escala el país que más crece en Europa.


-Pero, ¿no piensa que mientras España siga con esta tasa de paro no habrá recuperación?

Por descontado. Al problema del paro le podemos dar las vueltas que queramos. Aún aceptando que hay trabajo en negro en España, que el colchón familiar soporta mucho, la cifra de desempleo es auténticamente dramática, sobre todo cuando afecta al paro juvenil. Por eso a los jóvenes les quiero transmitir que su nivel de exigencia tiene que aumentar para poder competir en el mundo.


-¿Y cuántos años harán falta para reducir el paro a la mitad en España?

Pienso que el mercado laboral mejorará. Ojalá fuera al ritmo que dice el Gobierno, pero no sé si se podrá mantener. Si fuera así, en tres o cuatro años la situación de España sería radicalmente distinta, pero la verdad es que en estos momentos no podemos ni siquiera pensar qué puede pasar. Mire el ejemplo del petróleo. Nadie imaginaba que fuera a bajar tanto. No cabe duda de que eso ayuda a economías como la española, igual que el turismo. El año pasado España registró 65 millones de turistas, cifra que no tiene ya ni Francia. Ahora lo que no podemos hacer es pedir milagros a nadie porque un giro de 180 grados en la situación económica española no lo va a haber. Tal vez, de 30 o 40 grados, pero poco a poco.


-¿Ayudaría un incremento salarial?

Creo que los salarios se incrementarán poco y que dependerá de sectores y de servicios. Eso lo marcará el crecimiento económico: si mantenemos un crecimiento del 2% como algunos pronostican iremos mejorando y ese ir mejorando hay que darlo como un dato muy positivo, ya que en estos momentos no hay ningún país que esté bien, ni siquiera Estados Unidos. Norteamérica tiene en estos momentos un presidente con una capacidad de


acción muy limitada en un país muy polarizado y con una tremenda desigualdad social. En el mundo, los países emergentes no emergen y los emergidos no crecen. Estamos en un mundo donde vamos a estar dominados por la volatilidad y las inseguridades y es a ese futuro al que tendremos que adaptarnos.


-Pero Estados Unidos sí está creando empleo. El trabajo es el principal factor de redistribución de riqueza y en España no lo hay y la desigualdad es cada vez es mayor

Sí, comparto que España es uno de los países de mayor desigualdad en Europa, pero en Estados Unidos, donde también la desigualdad es extrema, la reducción del desempleo no ha generado una mayor igualdad y de ahí que Obama haya decidido que la única forma de recortar la distancia entre pobres y ricos es el mecanismo fiscal, es decir, que paguen más quienes más tienen.


-¿Por qué no se aplica eso en España?

Creo que este tipo de filosofía habrá que aceptarla a nivel europeo, no solo a nivel español.


-¿Ve posible la corrección del capitalismo salvaje que ha generado esta crisis?

Ese es el debate que está viviendo la sociedad actual sobre si el modelo capitalista necesita de una reconversión sustancial bien a través de mecánicas fiscales u otro tipo de mecánicas. ‘El capital en el siglo XXI’ de Thomas Piketty o las teorías de Jeremy Rifkin apuntan en esa dirección de que hay que corregir la desigualdad y eso requiere un planteamiento fiscal distinto. Algunos hablan de un impuesto global y otros de poner impuesto a las grandes herencias. Hay un estamento rico que empieza a reconocer que ha de cambiar de conducta. Por ejemplo, se ha puesto en marcha en Estados Unidos el programa de Bill Gates ‘The promise to give’ (‘La promesa de dar’) que exige a los ricos que den el 50% de su fortuna, lo que demuestra que va a haber que refinar el modelo económico, pero no es tarea fácil.


-Pero eso no puede hacerlo un solo país, sino que deberían implicarse todos, ¿no?

Sí, para cambiar este modelo de capitalismo hay que hacerlo de manera cuasi global porque si eso lo hace un país, aisladamente, se está jugando su futuro, y lo que está claro es que estamos en un mundo que requiere comportamientos globales, en lo económico, en medio ambiente, en ciberdelincuencia, en la lucha contra el terrorismo. Necesitamos una línea global, pero que nadie crea que el capitalismo salvaje se resuelve de un plumazo.


-¿De verdad cree que para las multinacionales la ética puede llegar a ser un valor tan importante como ganar dinero?

Lo es ya. Vamos a ver, hay que tener en cuenta la condición humana: la codicia forma parte del ser humano y la envidia también. A pesar de todos los cambios tecnológicos, la gente quiere enriquecerse, ganar dinero, tener y tener. El problema es el límite. Y eso no hay forma de controlarlo salvo a través del mecanismo fiscal: es ahí donde tiene que haber respuestas globales y Piketty o Rifkin proponen ese cambio de modelo a nivel global.


-¿Y usted cree que lo veremos?

Yo no lo sé, pero tú, que eres joven y despierta, seguro que sí.


-¿Cómo se imagina este país en cinco años?

Claramente mejor en lo económico, lo político y lo sociológico. Creo que estamos creando una ciudadanía nueva a través de las redes sociales y esa ciudadanía va a ser la que nos conduzca a muchos caminos nuevos.


-Hablando de política, ¿le preocupa que la coalición de izquierdas Syriza gane las elecciones hoy en Grecia?

No. El poder modera mucho y seguro que van a mantener los compromisos. Además, puede tener el componente positivo de que los partidos políticos clásicos reaccionen y se den cuenta de que tienen que comportarse de otra manera. No pueden ser un estamento que ha perdido toda credibilidad y opera al margen de la ciudadanía como si no existiera.