Soy Hezonja. Recuerda mi nombre

Un CAI de baja intensidad sufrió en Barcelona la demostración de talento de Mario Hezonja, alero croata de 19 años, que está llamado a dar el salto a la NBA en breve.

Mario Hezonja se cuelga del aro del CAI ante la mirada de Stevan Jelovac
Soy Hezonja. Recuerda mi nombre
ACB Photo/Aleix Tello

Hace diez años Nike lanzó una campaña publicitaria destinada a presentar a los valores más emergentes de la cantera futbolística del Barcelona. El anuncio concluía con un Leo Messi adolescente que, tras marcar un golazo de falta, proclamaba al mundo: "Soy Leo Messi. Recuerda mi nombre". El argentino no tardó en justificar esas palabras con sus genialidades en el campo. Un guión que bien podría interpretar Mario Hezonja. El prodigio croata, de 19 años, regaló ayer una nueva exhibición que resultó indescifrable para un CAI que se rindió demasiado pronto en el Palau Blaugrana.


Justo el día en que se hablaba más de las ilustres bajas por lesión en el conjunto azulgrana (Juan Carlos Navarro, Brad Oleson, Marcus Eriksson y Álex Abrines) que del arsenal a disposición de Xavier Pascual, emergió el talento salvaje más puro del plantel catalán. Una estimulante explosión que no resulta en absoluto sorprendente. Y es que el balcánico lleva años luciendo su calidad para asombro de una legión de técnicos y ojeadores de la NBA y de los grandes de Europa. De hecho, en los portales especializados, se le pronostica la presencia entre los ocho primeros elegidos en el Draft de 2015 de la mejor liga del planeta. Si las lesiones no se cruzan en su camino, su destino inminente está entre las estrellas del firmamento baloncestístico. No es casual que su contrato con el Barcelona –con una duración de siete temporadas– recoja varias cláusulas de salida a la NBA.


Hezonja comienza a conquistar por su privilegiado físico. Una carrocería portentosa, excepcional acorde a su edad. Es veloz, potente y con un salto extraordinario, como ayer sufrió en sus carnes el CAI en forma de dos mates estratosféricos. Gracias a esta admirable capacidad atlética, brilla tanto en defensa como en ataque. La calidad técnica se desparrama con una mecánica de tiro primorosa, digna de la antigua escuela yugoslava.


Precisamente, sus orígenes le han aportado otra cualidad: el carácter ganador y el gen ultracompetitivo. Es un guerrero insaciable, que no evita el contacto ni ahorra esfuerzos en beneficio del equipo. Le acompaña la fama de emplearse con intensidad en los entrenamientos. Una cultura del esfuerzo y una ética de trabajo que representan la combinación perfecta con su talento innato.

Carrera fulgurante


Su precocidad es también encomiable. A los 13 años ya jugaba en el primer equipo del Dubrovnik, su ciudad natal. Dos años después dio el salto al KK Zagreb. Además, es internacional y formó parte de la selección que participó en el pasado Campeonato del Mundo, disputado en España.


Desembarcó en el Barcelona en 2012, como una apuesta ganadora y segura. Los técnicos azulgranas han mimado y pulido esta joya, que ayer se cruzó en el camino del CAI. Hezonja descerrajó la desesperante –y desesperada– defensa zaragozana con la finura del cuchillo en la mantequilla.


No son gratuitas las manifestaciones de Joaquín Ruiz Lorente tras el encuentro, donde realizó un poco habitual ejercicio de sinceridad y transparencia. Empleó el adjetivo "decepcionado" para definir su estado de ánimo. Y criticó abiertamente a sus jugadores, a los que recriminó que no supieran competir, el principal mandamiento en el manual del entrenador aragonés. "Ganemos o perdamos, debemos ser capaces de mostrarnos competitivos juguemos contra quien juguemos", ha verbalizado más de una vez.


En Barcelona, quien compitió fue Hezonja.