La voz del Pastor sigue brillando

Homenaje l Cantadores, bailadores y estudiosos de la jota aragonesa visitaron ayer a José Iranzo en su domicilio de Andorra y le rindieron un caluroso homenaje. A sus 99 años, el Pastor sigue luciendo voz y sentido del humor

José Iranzo y Pascuala Balaguer, ayer, al término del homenaje en su domicilio.
La voz del Pastor sigue brillando
césar barberán

José Iranzo, el Pastor de Andorra, lleva unas semanas especialmente contento. Contento y un punto atribulado. El papa Francisco le mandó el 16 de septiembre un diploma por haber cumplido 75 años de matrimonio junto a su inseparable Pascuala Balaguer, y eso le tiene entre el orgullo y el asombro. Así que, cuando le dijeron que un grupo de cantadores, bailadores y estudiosos de la jota querían visitarle y rendirle un pequeño homenaje, no lo dudó: "Que vengan, que aún me quedan muchas cosas que contar y así les enseño la felicitación del Papa", dijo.


La idea del encuentro homenaje que tuvo lugar ayer había partido del historiador Eloy Fernández Clemente, hijo predilecto de Andorra, como el propio Pastor, y poco a poco se fue extendiendo. Al final, una quincena de cantadores, bailadores y especialistas en el folclore aragonés se desplazaron a Andorra para charlar con Iranzo, que meses atrás cumplió 99 años. En la expedición, además de Fernández Clemente, Nacho del Río, Ángel Martínez, José Luis del Arco, José Luis Melero, Javier Arguedas, María Isabel Perlado, Evaristo Solsona, Antonio Clos, Francisco Gracia, Joaquín Gracia, Carmen Abuelo, Ana Pilar Lahuerta, Luis Fernando Gervás y la niña Bárbara Gil.


E Iranzo, rodeado del amor de su familia, presumió un poquito del diploma. "Si este hombre no me conoce –se extrañaba, refiriéndose a Bergoglio–, ¡cómo se habrá enterado de lo de los 75 años!". Aunque necesita apoyarse en una muleta para desplazarse –su esposa, unos meses mayor, aún sale a la compra–, se encuentra en un estado envidiable y ni ha perdido memoria ni, sobre todo, su proverbial sentido del humor.


"¡Mira que hacerme cantar a mi una jota en inglés!", bromeaba sobre su famosa actuación ante Robert Kennedy. "¿Tú has probado o no?", le preguntaba a Nacho del Río. "Pues tenías que probar. A mi me la escribieron y el problema era luego pronunciarla". ¿Se acuerda aún hoy Iranzo de la letra? Perfectamente. A puro de insistir en que la cantara Del Río, acabó entonándola él: "Here in America,/people are very nice./When you ask them a question/they answer you with a smile". Y él mismo la tradujo:"Aquí, en América, la gente es muy agradable, cuando haces una pregunta, te responden con una sonrisa".


El Pastor sigue la jota fundamentalmente a través de la tele. ¿Cómo ve la situación actual? "La jota está muy arriba –aseguraba–. Nunca ha estado como ahora. Cuando yo empecé solo había cinco o seis cantadores, pero todos ellos muy buenos, Cecilio Navarro, José Oto, Jesús Gracia, Juan Antonio Gracia, el Chato de Casablanca, el Zagal de Utebo... Esa fue mi suerte, que canté con los mejores. Y así siempre se aprende. Ahora hay más de 100 cantadores y casi todos muy buenos".


El encuentro, pleno de cariño, fue también una pequeña entrevista coral, e Iranzo incluso desmintió algunos de los mitos que circulan sobre él, como el que asegura que debe su longevidad al hecho de no haber bebido nunca agua fría. "He bebido agua fría –dijo, con su retranca–, y también agua de balsa".Manuel Fraga y la medalla


¿Qué consejo da a los cantadores y bailadores actuales? "Estoy muy feliz de haber cantado en los mejores teatros de Europa y América –señalaba–. No hay cosa mejor que viajar. Viajad todo lo que podáis porque se aprende mucho".


Hubo, como es lógico, jota cantada. Y vuelta a las anécdotas, con ese gracejo irrepetible: "Un día fui a Alcañiz y estaba Fraga, el ministro. Le dijeron: “Aquí está el Pastor, que canta jotas en inglés”. “¿Cómo? A verlo”, respondió. Y le canté la jota, la única, que no me sé otra en inglés. Y al mes siguiente me dio la Medalla de Turismo".


Y también hubo espacio para la conversación ‘técnica’. Nacho del Río, por ejemplo, le pidió consejo a la hora de cantar ‘En las corrientes del agua’, ya que se la ha escuchado a Iranzo de dos formas distintas. Del Río confesó: "Yo no canto cosas raras; todo lo que hago se puede oír, está grabado. Cuanto más atrás voy en el tiempo, más moderno parezco".


Pero el protagonista fue Iranzo, que se emocionó, cantó una jota junto a todos los asistentes, y firmó libros y fotografías. Alejo Galve, presidente de El Cachirulo de Andorra, confesó estar dándole ya vueltas a la cabeza al gran homenaje que se le va a preparar al Pastor para cuando cumpla los 100 años, el 20 de octubre próximo. El programa de actos que quiere emprender sobrepasa las posibilidades económicas de la entidad, y busca soluciones. "Él dice que no le preparemos nada porque se emocionará y llorará, pero hay que hacer algo importante".


Un canto en libertad

Perfil l José Iranzo, Pastor de Andorra


Nacido el 20 de octubre de 1915, José Iranzo, Pastor de Andorra, tuvo una infancia dura (la gripe de 1918 se llevó a su padre y dos hermanos) y se dedicó muy joven a cuidar rebaños. De formación autodidacta, cuando le escucharon cantar la jota durante el servicio militar le dijeron que tomara clases para acabar de definir su voz. Las tomó con una de las mejores maestras posibles, Pascuala Perié. En el 43 ganó el certamen de las Fiestas del Pilar y a partir de entonces su carrera fue meteórica.


Cantó con todos los grandes, desde José Oto a Juan Antonio Gracia, pasando por Jesús Gracia, Conchita Pueyo o Felisa Galé. Pilar Primo de Rivera le convenció para que se vinculara al grupo de Coros y Danzas y ello facilitó su primera salida al extranjero, en una gira de cuatro meses que le llevó a Reino Unido, Francia, Alemania, Holanda y Bélgica. Posteriormente realizaría giras por toda Iberoamérica y por Estados Unidos, donde se produjo una de las anécdotas que más se le recuerdan, cuando cantó una jota en inglés a Robert Kennedy.


Dueño de una voz atronadora, que aún saca a relucir próximo a cumplir los 100 años, Iranzo es respetado, admirado y querido por todo el mundo del folclore aragonés. Es, quizá, el último exponente de la jota cantada con absoluta libertad interpretativa; el baluarte de los estilos naturales.

M. G.