Del todo conectado a la tecnología viva

El Mobile World Congress dibuja un nuevo hiperconectado y empieza a esbozar el 5G, la nueva generación de internet.

Imagínense que camino al trabajo, un semáforo alerta de un monumental atasco al salpicadero del coche para, en menos de un segundo, sugerir un aparcamiento cercano. El siguiente paso sería abrir una bicicleta plegable y que un reloj vaya consultando el tráfico cantando los mejores atajos para llegar lo antes posible a la oficina. O que directamente el manillar vaya vibrando para indicar cuando girar, mientras se activa un 'modo sin sudor' que adapte el pedaleo a la frecuencia cardiaca para no llegar a la reunión de las ocho hecho un cuadro. Estas son algunas de las virtudes de MoDe:Me y MoDe:Pro, dos bicis conectadas creadas por Ford y presentadas en el Mobile World Congress.


Si durante la jornada inaugural Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, y Sundar Pichai, mandamás de Android, hablaron de los proyectos para llevar internet a las zonas más remotas del planeta, la feria que mañana echa el cierre en Barcelona también trata de dibujar cómo serán las ciudades del mañana, cuando todo esté conectado y comunicado entre sí. «Los terminales móviles cada vez se parecen más a pequeños superordenadores», advertía el ejecutivo de Google para dar buena cuenta de las posibilidades del usuario gracias al internet de las cosas.


Automóviles que tendrán un 'smartwacht' como llave y cuadro de mandos, como el que muestran Audi y LG; o la primera aplicación bancaria, creada por la Caixa, para usar a los mandos de un volante inteligente; son algunas de las propuestas. Pero internet fluye por todo tipo de máquinas estos días en Barcelona: desde camisetas con cámaras integradas a la altura del pecho para retransmisiones deportivas, 'wearables' para todas las edades, hasta sistemas como los presentados por Fujitsu que escrutan las venas de la mano antes de aceptar un pago con tarjeta o reconocen el iris de los ojos del propietario antes de desbloquearse.


Tal es el eco, que hasta Durex, el fabricante de preservativos, ha anunciado la creación de un departamento especializado. «El mayor reto en todos estos casos es que estos beneficios no choquen con los hábitos de quien los use, que no noten cambios significativos en su rutina», cuenta Jean-Marc Zimmerman, de Babolat, empresa creadora de una raqueta conectada que utiliza, entre otros, Rafa Nadal para medir el número de impactos o la potencia de un revés con sensores en el mango.


Un escenario en el que juega un papel clave el 5G, la próxima generación del internet móvil, que ha comenzado su andadura con decisión para llegar a tiempo a un lanzamiento comercial que se espera para 2020. La UE ya escruta las posibilidades de esta tecnología con autoridades de todo el mundo y son muchos los actores que ya se han puesto manos a la obra.


Ericsson anunció un proyecto piloto para Suecia; Samsung, que ha llegado a alcanzar velocidades de 7,5 gigas por segundo, promociona estos días sus avances en la matería; y Telefónica ha anunciado una hoja de ruta para duplicar la eficiencia del espectro.


Una potente combinación, el nuevos aparatos tecnológicos y conectividad, que darán paso a los 'Living services', en opinión de la consultora Fjord. «Serán soluciones que se actualicen en tiempo real en torno a nuestros deseos, nuestras necesidades.», predice Mark Curtis, cofundador de la firma, que cree que los termostatos de Nest, los algoritmos de recomendación de Spotify o Amazon puede ser las que más cerca estén de poder comenzar esta andadura. «Representan un paso más allá del Internet de las Cosas, que es algo limitado», añade este analista, quien añade que la industria se ha centrado demasiado en el «aparato y no en el servicio» que lo acompaña.


Curtis cree que los grandes cambios vendrán por pequeño matices «sutiles y efectivos» como sustituir la llave de un hotel por un acceso móvil que animen a las personas a hacerlo en sus casas. «Así empezaremos a tomar conciencia de que muchos servicios cotidianos son susceptibles de digitalizarse».