Crear una casa o un injerto de piel, las mil posibilidades de la impresión 3D

A través de un centenar de objetos creados con impresión tridimensional, la exposición '3D: Imprimir el mundo', que se inaugura este jueves y permanecerá hasta el 22 de octubre en la Fundación Telefónica en Madrid, muestra al público las infinitas posibilidades de esta tecnología.

Tras el proceso de impresión en 3D, tenemos en la mano una fiel réplica del original, ya coloreada. El software se ha encargado también de detalles como que los zapatos queden siempre planos para que se sostenga la figurita. Se puede optar por materiales
Impresión en 3D, de la cabeza a los pies

Construir una casa de dos plantas, generar prótesis hechas a medida o la copia exacta de un violín Stradivarius -todo ello a un coste asequible para cualquiera-, son algunas de las posibilidades de la impresión en 3D, una tecnología relativamente reciente que ha llegado para cambiar el mundo.

A través de un centenar de objetos creados con impresión tridimensional, la exposición '3D: Imprimir el mundo', que se inaugura este jueves y permanecerá hasta el 22 de octubre en la Fundación Telefónica en Madrid, muestra al público las infinitas posibilidades de esta tecnología.

Si la revolución industrial del siglo XVIII hizo posible la producción de bienes en masa, ahora la impresión 3D permite a los consumidores desde el salón de casa, "desarrollar aquellos productos que necesita y lo adapten a sus necesidades", han explicado los comisarios de la muestra, Carmen Baselga y Héctor Serrano.

Entre los objetos reunidos -la mayoría se pueden tocar- se encuentra un implante de cadera, piezas de lego, una silla, diseños de joyas, una falda, zapatos, una estructura de hormigón, páginas de un libro en braille o una turbina de gas de avión que se imprime en una sola vez pieza y cuya fabricación requería hace años un total de 13 estructuras diferentes que luego se ensamblaban.

La obra estrella de la muestra es 'Project Egg', una escultura con forma de huevo ahuecada, formada por 4.760 piezas atornilladas e ideada por el diseñador de muebles holandés Michiel Van der Kley.

En su construcción participaron cientos de personas que imprimieron piezas con sus impresoras digitales caseras y que hasta el momento conforman la mayor obra de arte impresa en 3D.

"Cuando me compré una impresora (3D) me di cuenta de que podía imprimir el mundo", ha señalado hoy el autor durante la presentación de la exposición en Madrid.

La llegada de esta nueva tecnología y sus múltiples posibilidades en el campo de la medicina, el diseño, la arquitectura o la aeronáutica, obligan a "replantear" conceptos "fundamentales hasta ahora" como autoría, sostenibilidad o accesibidad, según Baselga.

Como prueba pone dos ejemplos incluidos en la muestra, las réplicas de un violín Stradivariuss -que ha tocado una estudiante de música en directo- y una copia del famoso busto de Nefertiti, cuyos planos se encuentran disponibles en la red accesibles para cualquiera.

En la red circulan multitud de planos de código abierto de impresión 3D, que cada usuario puede modificar a su gusto, mientras las impresoras que utilizan esta tecnología han visto reducido su precio en los últimos años.

Pese a estos dos factores que ayudan a su democratización, la impresión 3D tiene muchos retos por delante como la limitación de materiales y la poca velocidad de trabajo.

"A veces se bromea con que una ostra tarda menos en fabricar una perla -unos diez años- que una impresora 3D", señaló el responsable de Telefónica Digital, Salvador Pérez Crespo.

A su juicio, y pese a sus múltiples aplicaciones, la tecnología se encuentra en una fase inicial, si se compara con el mundo de los ordenadores, es como si se hubiera llegado a la creación del PC, "pero todavía falta el teléfono inteligente".

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