Gabriel Sánchez, visitador médico en paro, se puso en contacto con Heraldo Abierto en marzo para denunciar la situación que sufren muchos desempleados mayores de 52 años, excluidos del mercado laboral y sin derecho a una jubilación digna después de estar toda la vida trabajando y cotizando. Dos meses después de aquella entrevista, sigue sin encontrar trabajo. "Conozco muchos casos como el mío. Los que hemos trabajado toda la vida, somos los auténticos marginados del paro, los exiliados del sistema", afirma. En Heraldo Abierto vamos a acompañarle en los próximos meses en su búsqueda de empleo.

Gabriel está casado y tiene dos hijos. Empezó a trabajar a los 14 años. En 2001, después de trabajar durante 24 años para una multinacional farmacéutica, le despidieron. "Era un buen trabajo con un buen sueldo. Pero decidieron deshacerse de los veteranos. A las empresas les sale más barato contratar a recién licenciados. Además, reciben ayudas de los gobiernos por ello", denuncia. Tras unos meses en el paro, encontró otro empleo en su sector. Hasta que en 2006, "la empresa trajo a un chico joven para que nos despidiera a los mayores", cuenta. Y vuelta al paro.

La prestación por desempleo se le terminó en diciembre. Desde el pasado mes de enero cobra solo 421 euros mensuales del subsidio por desempleo (una prestación para las personas sin trabajo, mayores de 52 años, que hayan cotizado los últimos años y que tengan familiares a su cargo). "Es una limosna", asegura. "Si no trabajo estos últimos años, no me quedará jubilación. He estado cotizando al máximo toda mi vida laboral. Es una situación injusta e inmoral", afirma.

Gabriel busca trabajo, cualquier cosa, pero de momento no le sale nada. "Mando currículums, leo todos los días los anuncios en el periódico, miro en Internet… Y me presento a todo: desde dependiente de un estanco -doce horas, con un sueldo miserable- a descargar camiones, lo que sea. Pero no hay trabajo para mayores de 52 años, nada", subraya.

Su última entrevista frustrada

Su última entrevista fue hace unos días: "Era para una cadena de alimentación, buscaban trabajadores para varios puestos. Fui a hablar con la encargada, una mujer de 40 años. Le dije mi edad, le conté las dificultades de las personas como yo para encontrar empleo. No olvidaré la expresión de sus ojos ni sus palabras de tristeza. Intentó animarme y luego se puso muy seria. 'Me pongo en su lugar y me entran escalofríos. Hoy yo no tengo su problema. Pero lo cierto es que muchos que tenemos trabajo, mañana podemos estar como usted. Y no nos damos cuenta de que estamos en manos del azar y sentimos que ya no tenemos ningún derecho laboral'. Y me marché sin trabajo", recuerda Gabriel.

Este zaragozano es pesimista sobre su futuro y el de tanta gente que se encuentra en su situación. "No es justo ni lógico que a personas como yo, que hemos trabajado toda la vida, nos estén quitando de circulación y privando de una jubilación digna. Lo que queremos es trabajar. Y no hay trabajo para los mayores. No quiero dar lástima, pido justicia y exijo a los políticos, que deberían ser garantes de los derechos de los ciudadanos, que nos den una solución", señala.

Gabriel critica "la hipocresía de las grandes empresas, que llevan varios años prescindiendo de la gente mayor". "Esta crisis no ha empezado ahora. Las multinacionales llevan desde finales de los 90 despidiendo a las personas veteranas, con la connivencia de los gobiernos. Y mientras, veo a trabajadores que los están prejubilando con el 100% del sueldo a los 52 años", apunta. "Esta crisis va a durar mucho tiempo y puede haber graves problemas sociales si no se toman medidas", advierte.