Interiorismo

La mejor decoración para un salón-cocina: integración total o parcial

Este espacio tiene sus peculiaridades al ser dos estancias en una. Arquitectos e interioristas arrojan algunos consejos y tendencias para no perderse en el proceso de decoración.

Una cocina abierta al salón que combina dos texturas en el suelo para diferenciar estancias.
Una cocina abierta al salón que combina dos texturas en el suelo para diferenciar estancias.
Estefanía Abad

Casi la mayoría de reformas que involucran a la cocina acaban repercutiendo también al salón. Y esto es, principalmente, porque en el 90% de ellas la gente solicita tirar el tabique que separa las dos estancias para integrarlas. Por ello, la decoración en esta parte de la casa no es la misma que en las demás. ¿Qué tendencias hay para el salón-cocina?

En muchas ocasiones se busca la integración total y en otras, por la morfología del hogar, tiene que ser parcial. Pero hay numerosos conceptos a tener en cuenta, como la iluminación, los materiales del suelo o establecer una separación sutil entre una habitación u otra. Enrique de la Rosa, arquitecto del despacho zaragozano Prear, expresa que el 90% de las obras que hacen pasa por unir la cocina y el salón y dividirlas utilizando la isla. Pero, ante todo, se busca que quede todo integrado: "Se intenta ocultar o panelar los electrodomésticos para que quede todo limpio". 

Así, incluso las campanas se integran en el techo o en la propia encimera. "Se trata de homogeneizar el ambiente, que el estilo de decoración sea muy parecido entre el salón y la cocina, con líneas muy simples, muy limpio visualmente todo", añade De la Rosa. Si en el salón pones madera muy oscura, en la cocina algo similar o complementario.

Una cocina abierta con una isla que la separa del salón.
Una cocina abierta con una isla que la separa del salón. El suelo es diferente en la zona de descanso y de la cocina.
Prear Arquitectos

Aunque precisamente en el suelo es donde se da una casuística diferente. Según el material del resto de la casa, se puede utilizar el mismo en los dos o diferentes texturas. "Si es cerámico, se puede usar el mismo, pero si es laminado normalmente en la cocina se coloca una imitación de baldosa tipo piedra o cemento para diferenciar los espacios", comenta este arquitecto. Además de un tema estético, también es por usabilidad, ya que lo mejor es colocar un pavimento que resista a las manchas.

En ocasiones, además, los interioristas trabajan de la mano con marmolistas para homogeneizar ambos espacios. Así, se hace por ejemplo una mesa de comedor del mismo tipo de piedra natural que la isla de la cocina, aunando la decoración.

No obstante, la interiorista Esmeralda Blasco precisa que hay suelos laminados que pueden aguantar hasta 72 horas con agua. La tendencia con los colores es la misma que en el resto del hogar: "más neutros, como la terracota".

Una cocina de una vivienda de Zaragoza conectada con el exterior gracias a sus grandes ventanales.
Una cocina de una vivienda de Zaragoza conectada con el exterior gracias a sus grandes ventanales.
Iñaki Bergera

No siempre se quiere (o se puede) abrir totalmente la cocina. Blasco comenta que "hay veces que por la disposición no se puede abrir totalmente, pero aun así la gente quiere enseñar la cocina". "En los dos últimos proyectos todas las puertas que hemos colocado eran normales salvo las de la zona de cocinar. Las favoritas son las de cristal transparente con marcos de hierro", describe Blasco. 

Para los que sí que separan habitaciones pero quieren tener la opción de aislarlas un poco para evitar, por ejemplo, los olores en el salón, otra de las opciones más recurrentes es la de las puertas correderas. "Colocamos bastantes de tipo acero placado en negro y, sino también usamos muchas puertas correderas de madera natural, con carpintero, que están teniendo bastante tirón", confirma Enrique de la Rosa. Se puede escoger, también, una puerta corredera con un cristal, para que deje pasar la luz y dé sensación de apertura aunque esté cerrada. Unas buenas cortinas, aunque no es lo común, también puede servir como separador de ambientes.

En ocasiones, según las peculiaridades de cada piso, se puede jugar incluso con sus propios elementos únicos. Por ejemplo, un pilar de la estructura puede delimitar el fin de la cocina y el principio del salón. En otros casos, puede hacer lo propio una mesa, un sofá o un mostrador. 

Una cocina abierta al salón que combina dos texturas en el suelo para diferenciar estancias.
Una cocina abierta al salón que combina dos texturas en el suelo para diferenciar estancias.
Estefanía Abad
Una cocina abierta con una isla que la separa del salón.
Una cocina abierta con una isla que la separa del salón.
Prear Arquitectos

La importancia de la iluminación

La iluminación también es clave a la hora de establecer un buen salón-cocina. En este caso, la sala de cocinar requiere de una luz más blanca que la que se busca en la zona de descanso. "En la cocina tiene que ser luz neutra, de 4.000 ks, mientras que la del salón lo mejor es que sea cálida y regulable", asevera Esmeralda Blasco. No obstante, remarca que no hay mejor iluminación que la natural, por lo que unos buenos ventanales harán su función hasta que se vaya el sol.

Una cocina abierta con madera en la pared, tiradores y porcelánica con marmoleados.
Una cocina abierta con madera en la pared, tiradores y porcelánica con marmoleados.
Esmeralda Blasco Interiorismo

Uno de sus proyectos de interiorismo en Zaragoza aplica estos principios. "En Izquierdo Molins se respeta un mármol que ya venía con la casa y para la cocina hemos hecho uno de porcelánico con madera. La propia iluminación es la que delimita esta sala, gracias a una L que forma el techo", ejemplifica. 

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