Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Jesús Ávila: "Hemos conseguido recuperar la memoria a largo plazo en ratones"

El equipo del científico ha conseguido rejuvenecer el cerebro de ratones e investiga cómo hacerlo en humanos para evitar enfermedades de la vejez.

Jesús Ávila, en su laboratorio.
Jesús Ávila, en su laboratorio.
Fernanda Carvalho

De lunes a viernes, día tras día y a la misma hora; Jesús Ávila acude desde hace cuarenta años puntual a su puesto de trabajo. «He pasado por muchos sitios», asegura. Este madrileño de 77 años se licenció en Ciencias Químicas en la Universidad Complutense de Madrid, aunque la vida profesional le ha llevado a pasar bastante tiempo fuera de los laboratorios españoles. Discípulo de Margarita Salas y de Severo Ochoa, Ávila todavía trata de comprender el cerebro, «aunque creo que no lo lograré nunca», responde entre risas. Entre montañas de folios apiladas en su despacho, este investigador del CSIC trata de buscar respuestas y frenar al envejecimiento y a los males derivados del paso del tiempo en el cuerpo humano. Sin embargo, huye de cualquier atisbo de inmortalidad. «Yo lo que quiero es conseguir que, si vivimos más, sea con mejor calidad de vida».

-Más de 40 años entre laboratorios, ¿cuál es la razón que le ha hecho levantarse y venir aquí durante más de cuatro décadas?

-Conocí a dos de mis mentores que fueron los que me cambiaron la vida y me hicieron apasionarme por este campo. Fueron Eladio Viñuelas y Margarita Salas. Luego me fui a Estados Unidos durante un tiempo largo para, finalmente, volver a España. En este regreso empecé a interesarme en el campo de las células y la neurociencia, cada vez me apasionaba más estudiar y comprender el cerebro, aunque yo creo que nunca lo lograré (risas). El saber las bases de la memoria, de los sentimientos, es algo que me apasiona.

-Ha pronunciado el nombre de Margarita Salas, pero tampoco se puede olvidar el de Severo Ochoa.

-Soy muy afortunado porque he estado con gente muy lista, muy inteligente y generalmente buenas personas. Margarita me educó y con Don Severo, siempre le he llamado así, coincidí cuando fui director del Centro de Biología Molecular y él era el director honorífico. Teníamos alguna que otra discusión, pero me enseñó muchísimo.

-¿En qué se encuentra trabajando ahora?

-Desde el punto de vista académico en aspectos de citoesqueleto neuronal. Traducido: estamos buscando saber cuáles son las bases de los problemas neurodegenerativos como sucede con la enfermedad de Alzheimer. Esta tiene una pequeñísima proporción de origen familiar, pero el mayor riesgo es el envejecimiento. Hay factores como la genética que no se pueden modificar, pero nosotros trabajamos sobre el envejecimiento y por ello nos centramos en el cerebro. Es curioso porque esto parece que es muy importante y tan importante que un señor que se llama Bezos, el jefe de Amazon, ha creado ahora una empresa grandiosa de biomedicina para atacar este problema y se ha llevado lo mejor de los españoles.

-¿Le ha llamado?

-A mi edad ya no me ficha (risas), pero tengo contacto con alguno de los españoles que están allí y son de mucho nivel. Ellos están trabajando en rejuvenecer el hígado, el páncreas o los pulmones pero nosotros estamos centrados en las neuronas para que aquello que no funciona bien por la edad vuelva a hacerlo correctamente. Hemos empezado por el hipocampo, donde reside la memoria. Y vimos que, cuando se expresaban, la pérdida de memoria a largo plazo se recuperaba en ratones.

-¿Cómo se hace ese rejuvenecimiento? ¿Se reprograman o se resetean las células?

-Hay varios modos. Uno es muy curioso que nosotros lo llamamos método Drácula que cambia la sangre de los jóvenes a los viejos y se llama parabiosis. Nosotros no hacemos eso, seguimos lo que hizo Yamanaka y le valió un Premio Nobel. Hasta su descubrimiento se creía que la vida de una célula era de una sola dirección, es decir se va dividiendo, se va diferenciando y da lugar a un organismo completo. Yamanaka consiguió demostrar que ese camino podía ser revertido al coger células diferenciadas y hacerlas embrionarias o lo que es lo mismo volverlas a su estado primario. Esto es curioso porque pasa en prácticamente todas las células diferenciadas, excepto en las neuronas. Nuestros primeros trabajos fueron utilizar los factores determinantes de manipulaciones genéticas en los ratones y ver que las neuronas envejecidas en el estado de la zona del hipocampo se rejuvenecían. Ahora bien, no se pueden hacer manipulaciones genéticas en humanos, porque no es ético y no se puede dañar. Así que lo que estamos buscando es encontrar una solución que se dé a la persona y haga lo mismo que los factores de Yamanaka en un contexto simple.

-¿Y todo esto con qué fin?

-Yo trabajo en la pública, no en la privada y no busco el dinero. Hay algunos compuestos que hemos analizado y están patentados y el nombre que llevan es el del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y si algún día genera dinero irá todo para el Consejo. Que la gente pierda la consciencia, la memoria y se vuelva demente es un problema muy grave y si nosotros podemos retrasar esos aspectos del envejecimiento de neuronas y podemos hacer que la gente siga con buena calidad de vida, con buena salud y no tenga que pedir cuidadores o ir a residencias sería un paso muy grande.

-Entonces ese sería su gran ¡eureka!

-El asunto es que lo haga alguien y sea lo más universal posible.

-¿Cuándo podría estar disponible esa solución?

-Hay alguna que ya está patentada, lo que pasa es el asunto que viene después. Una cosa es el mundo puramente académico y de conocimiento previo y otro el comercial y económico. En este caso, la palabra no la tiene el investigador, sino que la tienen las empresas farmacéuticas las que lo van a comercializar. Son a ellos a los que hay que preguntarles. ¿Es rentable? ¿De dónde hay que sacar el dinero? Una cosa es el descubrimiento y otra la comercialización.

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