La carrera de obstáculos para la boda del año entre Tamara Falcó e Íñigo Onieva

Tamara Falcó ha tenido que superar numerosas barreras para hacer realidad su sueño de casarse con Íñigo Onieva.

Tamara Falcó e Íñigo Onieva, un día antes de su boda.
Tamara Falcó e Íñigo Onieva, un día antes de su boda.
Instagram

Desde una infidelidad a quedarse sin vestido de novia dos meses antes del enlace. El camino hacia el altar de Tamara Falcó para darse el 'sí, quiero' con Íñigo Onieva ha sido una auténtica carrera de obstáculos. La propia marquesa de Griñón lo reconocía en una reciente publicación de Instagram: "Ya no nos queda más que una semana y un día para estar unidos para siempre a ojos de Dios, mi Íñigo Onieva. No ha sido fácil llegar hasta aquí, pero lo hemos logrado y somos muy felices", escribía junto a una fotografía en la que los dos se dan un apasionado beso.

El primer gran escollo de la pareja llegaba inmediatamente después de que anunciaran su compromiso, el pasado mes de septiembre. Una más que ilusionada Tamara Falcó gritaba a los cuatro vientos su amor por Íñigo en el programa en el que colabora. Mostraba su anillo de compromiso mientras en la trastienda de los mentideros televisivos se fraguaba la filtración de un vídeo en el que se veía a su novio besarse con una joven durante el festival Burning Man, en Estados Unidos. Bastó solo "un nanosegundo en el metaverso" de sus labios unidos a los de una atractiva morena para que la hija de Isabel Preysler diera por roto su noviazgo.

La devota Tamara contó por entonces que había sido una señal de la Virgen, a la que había pedido que si se estaba equivocando al casarse con Íñigo, se lo quitara. "Lo que no sabía es que los planes de la Virgen eran quitármelo en televisión nacional", bromeaba.

Comenzó entonces toda una estudiada estrategia de Íñigo Onieva para recuperar el corazón de su amada. Tiempo de recogimiento, de peregrinación y de perdones durante el que Tamara jugó al despiste con un amigo común que desató los celos del ingeniero que, lejos de rendirse, redobló esfuerzos. Y con la Navidad llegó la reconciliación, primero desde la discreción y luego públicamente. La pareja retomó sus planes de boda donde los había dejado y solo decidieron retrasar la fecha unas semanas, del 17 de junio al 8 de julio.

Los tropiezos de Falcó

Cuando parecía que la tormenta había pasado, pequeños contratiempos complicaban los planes de la marquesa. Primero fue una aparatosa caída durante su cita romántica por San Valentín, de la que eran testigos los paparazzi. La hija de Isabel Preysler, vestida completamente de rojo y estrenando unos zapatos que le quedaban un poco grandes, tropezaba a la salida del restaurante y se caía ante la mirada incrédula de los fotógrafos. Su novio acudía solícito a levantarla y a ayudarla con un zapato que había salido disparado.

Pero esta no sería la única caída de Falcó, que estrenaba mayo con un esguince. La marquesa acudía al plató de 'El hormiguero' para participar en la tertulia cuando al entrar sufría una caída que le provocaba la lesión. "Venía corriendo a la tertulia y, como me gusta llevar los zapatos un poco grandes, me he caído", explicaba ella misma. Eso sí, ni las muletas hicieron mella en su ánimo y siguió con los preparativos de la boda.

Aunque esa no sería la peor noticia que le traería la primavera, ya que solo unos días después se quedaba sin vestido de novia. La firma bilbaína Sophie et Voilà emitía un comunicado en el que anunciaba que había roto su contrato con Tamara. "Lamentablemente, el acuerdo entre Sophie et Voilà y la señora Falcó para la confección de su vestido de novia ha tenido que ser disuelto como consecuencia del incumplimiento contractual por parte de la señora Falcó. Sentimos un profundo respeto por la creación artística de otros compañeros y nuestra ética empresarial nos impide traspasar ciertos límites que pondrían en peligro la autoría del diseño", rezaba el documento, que levantaba un tremendo revuelo mediático con las sospechas de plagio sobre la marquesa.

Tras unos primeros instantes de desconcierto, la hermana de Ana Boyer ni corta ni perezosa se embarcaba en un vuelo transcontinental para viajar a Nueva York y ponerse en manos de Carolina Herrera, amiga de la familia, con la que ya había estado en contacto anteriormente. Incluso en su docuserie de Netflix llega a asegurar que le encantaría casarse con un vestido de la casa. Nuevo reto superado.

Para culminar con la trama novelesca de esta historia, no podía faltar un robo de película. El pasado jueves, en la autovía A-6, a la altura de Las Rozas, en Madrid, dos joyeros de Valladolid eran asaltados por tres hombres que se hicieron pasar por agentes de la Guardia Civil, sustrayendo piezas valoradas en unos dos millones de euros. Las primeras informaciones apuntaban a que se trataba de joyas para la boda de Tamara, pero pronto llegaban los desmentidos. "Las joyas no son mías, tampoco de Tamara", aclaraba Isabel Preysler. "En relación a las joyas sustraídas, nos vemos en la obligación de desmentir que fueran para Tamara Falcó", publicaba la joyería en su cuenta de Instagram.

Lo que sí está confirmado es que tenían relación con el esperado enlace, ya que las últimas informaciones apuntaban a que se trataba de piezas que los joyeros habían mostrado a parte de los invitados al enlace. En concreto, ABC señalaba que "eran para ofrecerlas en préstamo a algunas invitadas por parte del novio".

A pesar de todo, nada parece hacer sombra a la ilusión de Tamara, que sigue entregada en cuerpo y alma a su boda.

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