Así es Sammy, el 'gamer' de éxito mundial que triunfa desde Alfajarín

Tiene varios entrenadores, psicólogo y director deportivo. Samuel Mateos triunfa en los 'eSports', los deportes electrónicos que ya llenan estadios y mueven millones de euros.

Samuel Mateos, Sammy, firma autógrafos en la Gamergy de Madrid del año pasado.
Samuel Mateos, Sammy, firma autógrafos en la Gamergy de Madrid del año pasado.
Movistar Riders

Llegó a Alfajarín hace un año por amor y allí, entre cuatro paredes, ha construido el santuario desde el que domina los campeonatos nacionales e internacionales del Call of Duty, un videojuego con millones de jugadores y competiciones que reúnen tras la pantalla a otros tantos seguidores, deseosos de seguir on-line las partidas de los mejores 'gamers'del planeta.

Samuel Mateos es sevillano, tiene 22 años y es profesional de los videojuegos. En su casa es Samuel, pero delante del ordenador es Sammy, un nick bajo el que se ha fraguado una reputación formidable en uno de los videojuegos de acción y disparos más populares del mundo. "A pesar de su juventud, Sammy es un jugador veterano, con una reputación increíble en España, donde ha sido campeón en numerosas ocasiones, y en el resto del mundo, donde siempre cosecha grandes resultados. Es un profesional con todas las letras que entiende su rol. Es un chico muy especial. Centrado y preparado", describe Jorge Sainz, director deportivo de Movistar Riders, equipo para el que compite.

Samuel sigue la rutina diaria de un profesional del deporte. No en vano, su profesión se engloba bajo la marca de los 'eSports', los deportes electrónicos. Se levanta, desayuna y va al gimnasio para hacer ejercicio. "Los entrenadores nos insisten en que la preparación física es fundamental", subraya el joven. Sí, Sammy está instruido por un director deportivo, varios entrenadores y un psicólogo. Para acceder a él, hay que pasar por un departamento de prensa que gestiona sus entrevistas. Por la tarde, después de comer, llega el momento de entrenar. "Entrenamos unas cuatro horas al día, con sesiones prácticas y teóricas", apunta. Las teóricas van desde charlas con el psicólogo a preparaciones tácticas del siguiente torneo o actividades motivacionales en grupo con el resto de compañeros de su equipo, Movistar Riders.

“Ellos son profesionales pero el equipo que les rodea también. No hay improvisación porque es un trabajo metódico como cualquier otro", insiste el director deportivo que fichó a Sammy para Movistar Riders. "Estaba en otro equipo y era suplente -no disputaba los torneos oficiales, solo entrenaba- pero veíamos que tenía mucho potencial, algo que ha demostrado desde su llegada", agrega.

Todo ello desde el ordenador de su nueva residencia zaragozana. Y, ¿qué hace un sevillano en plena Feria de Abril en Alfajarín? "Vine por amor", resuelve con naturalidad. "Mi pareja es zaragozana. A ella también le gustan los videojuegos, aunque no compite. Es profesora. Nos conocimos en un evento oficial y estoy encantado de haber venido a Zaragoza", comenta.

Tras los entrenamientos de la semana, llegan las competiciones del fin de semana, unas de nivel nacional y otras internacional. Sammy, uno de los jugadores más reputados de Call of Duty, compite cada siete días contra los mejores del planeta. "Es el momento de demostrar lo trabajado, aunque lo más increíble es cuando tenemos los eventos presenciales. Es algo prácticamente indescriptible. Que miles de personas aplaudan tus jugadas es algo mágico". Samuel se refiere a los eventos mundiales que reúnen a los mejores ‘gamers’ y que presencian en directo miles de personas en pabellones engalanados para la ocasión. Sammy y sus colegas son estrellas en un mundo que crece a la velocidad de Internet.

"Sé que soy un afortunado. Empecé jugando a los videojuegos con siete años, como cualquier chaval, y ahora vivo de ello. Es una gozada, pero también tiene su parte dura”, explica. Sammy ventila con naturalidad una cuestión recurrente cuando charla con amigos o conocidos. ¿Es una profesión real cobrar por jugar a los videojuegos? “Estamos acostumbrados a que la gente nos diga que vivir de jugar a la consola o al ordenador es un chollo. Mi padre trabaja en la construcción y sé que es mucho más duro. Nunca me compararé con él. Pero nosotros también estamos sometidos mentalmente a mucha presión. La exigencia es máxima”, explica.

La exigencia mental, de hecho, obliga a la mayoría de jugadores a retirarse antes de los 30 aunque muchos se reciclan como ojeadores, entrenadores o directores deportivos. "Como en el fútbol, llega un momento en el que pierdes capacidad de reacción y tienes que dejarlo. En nuestro mundo, los reflejos lo son todo y los más jóvenes siempre van un paso por delante. Mi idea es seguir vinculado al mundo cuando deje de ser jugador profesional".

Un mundo que avanza sin freno camino de convertirse en una de las industrias más rentables del futuro más inmediato. "Algunos creerán que digo una barbaridad, pero creo que cuando salga en España un canal de televisión en abierto -ya hay uno de pago- que emita los 'eSports' llegará en unos años a cotas de seguimiento que igualarán a las del fútbol", asegura sin titubeos Samuel, el 'gamer' que triunfa desde Alfajarín.

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