Esta semana ha tenido lugar el nombramiento de Theresa May como primera ministra británica en sustitución de David Cameron. La investidura ya ha dejado una anécdota que ha corrido como la pólvora en las redes, siempre ávidas del detalle curioso.

Resulta que May tiene una tocaya (a sus nombres de pila solo les diferencia una 'h') que se dedica al porno, algo que los internautas no han dejado pasar de largo.

Pero no ha sido la política la que se ha mostrado incómoda con el asunto. En este caso ha sido la actriz la que, a través de Twitter, ha pedido que no la citen en los tuits que hablan de la delicada coyuntura británica tras el 'brexit', que ella no es esa May. 

También ha advertido a los medios de comunicación de que no hablará, a no ser que antes haya recibido una cuantía de dinero sin determinar.