¿Puede volver algo que nunca se ha ido? Pues sí, si lo hace de forma totalmente renovada. La peineta se postula como el nuevo complemento objeto de deseo. Desposeída del carácter racial o tradicional que ha arrastrado (y aún lo hace) en España, los más audaces detectores de tendencias pretenden devolverla a sus orígenes internacionales y a aquel esplendor de los años 20, cuando este adorno brillaba en los peinados de las cabezas más modernas y lanzadas. Nada que ver con el 'boom' del tocado, que aún triunfa, pero la peineta constituye ya una alternativa y un fenómeno incipiente al que no son ajenos los más atentos y sensibles a las últimas modas.

De momento, en Zaragoza, la peineta se pide, sobre todo, para celebraciones (y novias, más que invitadas), aunque en Madrid es el accesorio de moda para las grandes ocasiones y reuniones sociales.

Carlos Benedico y Maite Navarro, propietarios de la exquisita tienda de antigüedades textiles Frivolité de la calle San Vicente de Paúl de Zaragoza, lo saben bien. «Cada vez nos piden más peinetas. Y el boca a boca funciona. Una vez que alguien se la ve puesta o se la ve lucir a otra persona, gusta y se pide», cuentan en este comercio, de los poquísimos especializados en peinetas antiguas de España y que cuenta con una de las colecciones más importantes de este coqueto e imaginativo ornamento.

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