El Museo Balenciaga acoge desde este miércoles en Getaria, Guipúzcoa, una exposición retrospectiva que aborda más de un siglo de moda de baño en Occidente. Desde los vestidos que se confeccionaban para el baño de ola del S. XIX hasta los bañadores más innovadores que podemos vestir y encontrar hoy.

La colección expuesta evidencia la evolución estética y técnica que ha acompañado esta prenda a través de dos siglos. Reunida por la experta en moda y comisaria de la exposición, Beverly Birks, incluye 57 piezas que van desde 1880 hasta la actualidad.

A principios de siglo existían inspectores que medían el largo de las prendas. Y las mujeres se bañaban con ropa que llegaba a pesar hasta varios kilos una vez se sumergían en el agua. Pero los primeros bañadores no tardan en llegar. Y empiezan a acortarse por la pierna. También, poco a poco, se animan con los escotes.

La alta costura se vuelca con esta moda, nueva, a la que por entonces ya se le veía un gran futuro. Pero la verdadera revolución llega con el dos piezas. Es 1946 y los bañadores se ven obligados a compartir espacio con los atrevidos bikinis, que revolucionan a la sociedad.

Los tejidos cada vez son más ligeros y la influencia de la lencería está cada vez más presente. En los 70 aparece el tanga en las playas de Brasil y pronto se extiende por todo el mundo. La moda de baño se hace cada vez más cómoda y se apunta por derecho a la alta costura.