Antonio Cabodevilla, director general de la fábrica de Teva en Zaragoza, ha vivido la transformación de la fábrica desde 1998. Actualmente, está especializada en sólidos orales con altos estándares de calidad, seguridad, servicio y productividad. Apuesta por seguir siendo un referente a nivel nacional y continuar creciendo respetando el medio ambiente.

¿Qué balance hace Teva del ejercicio 2023?

Ha sido un año muy emotivo para nosotros, ya que nuestra planta de Zaragoza ha cumplido 50 años y hemos podido celebrar este importante aniversario. El gran trabajo realizado por todo nuestro equipo durante este medio siglo ha sido clave para poder fabricar y suministrar medicamentos para los pacientes en Aragón, España y el mundo.

¿Cómo ha evolucionado la compañía en todo este tiempo?

La planta se fundó en 1973 y ha crecido de forma significativa a lo largo de su historia. Comenzamos con tan solo 70 empleados y, actualmente, contamos con una plantilla cercana a los 625 trabajadores. Aquí se trabaja 24 horas, los 7 días de la semana. Esta trayectoria ha hecho que, hoy en día, Teva sea una de las compañías referentes en Zaragoza.

¿Cómo es actualmente la planta de la capital aragonesa?

Actualmente, es una de las plantas más potentes y eficientes de Teva a nivel mundial, fabricando 8.300 millones de dosis anuales. Para conseguirlo, ha sido clave la inversión de más de 60 millones de euros que ha realizado la compañía en Zaragoza en los últimos 15 años, lo que nos ha permitido multiplicar por siete nuestros volúmenes de producción.

Si tuviera que elegir tres elementos clave del éxito de Teva, ¿cuáles serían?

Es difícil elegir solo tres, pero creo que, sin el compromiso, la cooperación y la resiliencia de todos los empleados que trabajan a diario para que nuestros pacientes puedan acceder a sus medicamentos, no hubiera sido posible lograrlo.

Llevan varios años celebrando los premios Humanizando la Sanidad. ¿Por qué son tan importantes?

Para nosotros, los premios Humanizando la Sanidad son un orgullo, pues reflejan el compromiso de nuestros empleados con mejorar la calidad de vida y la salud de los pacientes de nuestro país. Llevamos ya ocho años celebrando esta iniciativa y, con ella, tenemos el objetivo de ayudar a las diferentes entidades a que puedan seguir desarrollando sus proyectos para apoyar juntos la humanización de la sanidad.

Afirman que su compromiso con la salud de los pacientes es inquebrantable. ¿Es esa su razón de ser?

En Teva estamos comprometidos con la mejora de la salud. Este es nuestro propósito, lo que nos mueve cada día como empleados de esta compañía, pues sabemos que nuestro trabajo ayuda a que los pacientes puedan acceder a los medicamentos que tanto necesitan.

¿Cuán importante es la sostenibilidad para la compañía?

Es un pilar clave dentro de nuestra estrategia. Por ello, tenemos unos claros y ambiciosos objetivos medioambientales, sociales y de gobernanza entre los que destacan reducir el impacto ambiental de nuestras operaciones en el planeta y mejorar el acceso a los medicamentos de los pacientes que más los necesitan. Por ejemplo, en nuestra planta y centro logístico de Teva en Zaragoza, tenemos, desde hace unos años, una estrategia vertido cero, gracias a la cual reciclamos el 100% del papel, cartón, madera, plástico y materiales metálicos de residuos no peligrosos.

¿Y la innovación?

Está en el ADN de Teva. Tenemos un equipo de 3.500 empleados a nivel mundial de I+D+i, así como 25 centros de investigación en todo el mundo, que se dedican al desarrollo de nuevos medicamentos y dispositivos que proporcionan un beneficio terapéutico para los pacientes. Esto es posible gracias a la inversión anual de 900 millones de euros que realizamos en este campo.

¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta el sector?

Uno de los principales retos es el aumento de los costes en el sector y la creciente carrera a la baja de los precios de los medicamentos, que está provocando la salida de la fabricación de medicamentos esenciales de Europa a regiones de menores costes, como la India o China. Esto supone un gran riesgo para el suministro de medicamentos esenciales, pues podría implicar una gran dependencia de estas regiones para el abastecimiento, que podrían poner en peligro el suministro para los pacientes europeos.