Por
  • Jorge Sanz Barajas

Nolasco, cortina de humo

Alejandro Nolasco, rompiendo el folleto del Ramadán
Alejandro Nolasco, rompiendo el folleto del Ramadán
H. A.

Perplejo va detectando un patrón en la estrategia de Vox: lo primero, un gesto viril, que ya se les ocurrirá un argumento. Lo importante es que se fijen en el gesto y no en lo que esconden. Vale cualquier cosa que tenga patas… 

Si sale con barba, San Antón, y si no, la Purísima Concepción. El caso es que la cámara esté muy cerca y todos parezcan Don Pelayo con estreñimiento. Y ahí está Nolasco rompiendo el folleto del Ramadán y diciendo cuñadeces. Perplejo ya olvidó el contenido de sus palabras porque no tenían consistencia, pero lo que cuenta es el gesto. Nolasco quiere que le miremos la manita rasgando el papel, pero que de ningún modo se vea la política que le asoma por detrás del faldón del traje. Ya lo vimos con su partido hermano, Alternativa por Alemania: mientras Alice Weidel hacía un gesto con la mano derecha proponiendo un ‘Dexit’, su mano izquierda se reunía en secreto con grupos neonazis para planear la deportación del país de millones de extranjeros y alemanes nacionalizados. A Petr Bystrom, su número dos, también lo acaban de cazar los servicios secretos cobrando a manos llenas sobresueldos de Putin. Nolasco, mal torero, nos pone el engaño en la punta de la nariz. El ruido que generan estos aficionadillos es la cortina de humo del mago de tres al cuarto. Hay tras ellos un ruido de sables mejor orquestado. ¿No cree a Perplejo? Donde vea un indocumentado comisionista que gana de una tacada el sueldo de cincuenta médicos en un año, preocúpese. Donde vea que hay gente corriente como usted a la que esto le parece normal, preocúpese más todavía. El resto es ruido.

Jorge Sanz Barajas es profesor de Lengua y escritor

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