Por
  • M.ª Pilar Martínez Barca

La sierpe entre las flores

La sierpe entre las flores
La sierpe entre las flores
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La dulce boca que a gustar convida / un humor entre perlas destilado / (…) amantes, no toquéis si queréis vida, / porque entre un labio y otro colorado / Amor está, de su veneno armado, / cual entre flor y flor sierpe escondida"((Góngora). 

El tópico ‘serpens inter floribus’ hunde sus raíces, amén de la Biblia, en los clásicos Virgilio y Ovidio, el renacentista Bernardo Tasso o artistas barrocos como Calderón, Cervantes, el propio Góngora o Velázquez. Y el Barroco puede parecer un tiempo oscuro, pero no tan lejano.

Me impresionaba el otro día esta noticia: "‘Lavanda’: la inteligencia artificial que usa Israel para decidir quién vive y quién muere en Gaza". Más de 33.000 palestinos muertos en Gaza –los otros, también una barbaridad–. El sistema algorítmico determinó la muerte de casi 40.000 milicianos de Hamás, todo inteligentemente programado. La extinción de las células malignas y terroristas era casi segura.

Se contemplaban unos 20 segundos antes de autorizar el bombardeo. Solo había un mínimo margen de error, el 10% de los casos podrían ser personas con una vaga conexión con grupos islamistas o incluso ninguna relación. Ahí entrarían civiles, mujeres, ancianos, niños. ¿Cuántos miles? ¿Qué proporción por cada miliciano?

Sin contar los hospitales y refugios masacrados, las ambulancias y convoyes de comida salteados, el sistema de agua y saneamiento colapsado, las infecciones sin cuento, la hambruna atroz. ¿Mejor morir de hambre o de un misil? Ni siquiera Rafah ni el mismo Egipto son lugares seguros, como en tiempos bíblicos. Si a Tántalo se le retiraban las manzanas, los pequeños de Tierra Santa tienen prohibido todo tipo de alimento.

Lavanda, símbolo de buena fortuna; bálsamo de Fierabrás para afecciones nerviosas, estomacales, reumáticas… Una de las plantas más hermosas que florecen en verano. La serpiente o el áspid entre las flores, emblema de falsedad e hipocresía, sigue siendo un motivo terriblemente actual: "Asesinado por el cielo, / entre las formas que van hacia la sierpe / (…) / Con el árbol de muñones que no canta / y el niño con el blanco rostro de huevo" (García Lorca).

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

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