Si usted, querido lector, se acercase a una clase de secundaria se sorprendería de la cantidad de adolescentes que quieren ser emprendedores. Contrario a la creencia popular de que los jóvenes aspiran a ser funcionarios, en las aulas se incrementan los que sueñan con ser "dueños de su propia vida". 

Usted pensará que bienaventurados todos porque tenemos las pensiones aseguradas por la futura proliferación de figuras como Amancio Ortega o Juan Roig que son referencia de nuestros chavales. Nada más lejos de la realidad. El prototipo de empresario al que aspiran también es español, pero se llama Amadeo Llados.

Si no está habituado a la famosa red social de Tiktok, no conocerá los servicios que este personaje ofrece. No es difícil de entender porque su práctica fraudulenta se lleva haciendo desde hace siglos, pero la ha adaptado a las redes sociales. Nuestro patriota Llados, que vive en Miami, es un ‘coach’ que ofrece sus servicios desde 50 euros para hacer ganar un millón. Incluso ha creado una red en la que ofrece comisiones a quienes capten inscritos para su curso. Es lo que siempre se ha llamado estafa piramidal. Aunque para usted es evidente; para nuestros jóvenes, Llados es un icono que llega a miles de alumnos.

Las redes sociales están llenas de ‘inversores’ que embaucan a nuestros adolescentes para conseguir dinero fácil. Lo hacen de una manera muy simple. Primero, no tienen más de 30 años para generar un reconocimiento en el adolescente. Además, en sus historias de superación personal relatan que han empezado de cero y se han hecho ricos en pocos años. Para ello, han dejado los estudios reglados porque los consideran una pérdida de tiempo. Tras esto, persuaden al adolescente para que se aleje del entorno familiar convenciéndolo de que los adultos no saben sobre nuevas tecnologías e ignoran lo que es un ‘NFT’. Por último, para conseguir ‘esos pocos euros iniciales’ le inducen a que venda ‘su consola’ y así poder comenzar a invertir. Lo más grave es caer seducido en una ‘comunidad’. Más de 3.000 jóvenes fueron captados por una ‘academia de criptomonedas’ que actuaba como una ‘secta’ embaucando a adolescentes ávidos de alcanzar la vida de sus ‘influencers’ favoritos, llena de coches caros.

Según el Ministerio de Derechos Sociales, el 36,5% de los menores de 25 años ha apostado ‘on line’ en el último año. Todo tiene un denominador común: el uso del móvil. Los jóvenes tienen a disposición desde su bolsillo un casino y acceso veinticuatro horas a videojuegos monetizados.

Es necesario poner el foco en la educación financiera en nuestro país, donde la subida de tipos de interés ha pillado desprevenidos a muchos hogares porque no saben cómo funciona el euríbor. Esperanzador es el último informe Pisa 2018 que nos revela que España ha avanzado posiciones en educación financiera, pero aún hay mucho que hacer. Pisa también nos arroja otros datos interesantes. Más del 90% de los adolescentes se informan en el entorno familiar; un 70%, en internet y sólo un 41%, en el instituto. Este peso de la familia es fundamental para entender que hay diferencias entre el alumnado proveniente de distintos niveles socioeconómicos.

Un estudio sobre el impacto de la educación financiera publicado por el Banco de España expone que la introducción de finanzas en el currículo educativo beneficia especialmente al alumno de bajos recursos. Este tipo de alumnado aprende conceptos financieros que no conocen en casa y accede a las herramientas necesarias para poder planificar su futuro económico.

En definitiva, el desafío de hoy es reforzar la educación económica para reducir diferencias socioeconómicas, a la vez que profesores y padres debemos esforzarnos en hacer frente a los ‘influencers’ que invaden las redes sociales con desinformación entre nuestros jóvenes. La sociedad nos lo agradecerá en futuras crisis económicas.

Ana Almazán Martín es vicepresidenta de la Asociación de Docentes de Economía en Aragón