Por
  • Juan Antonio Ros

Tres décadas de carrera logística y tecnológica

El crecimiento de la plataforma logística Plaza de Zaragoza.
El crecimiento de la plataforma logística Plaza de Zaragoza.
H. A.

Hace 30 años que se inició la carrera logística y tecnológica en Aragón. Todo empezó de una forma espontánea. Por aquellos años había retornado a Aragón después de buscarme la vida en el extranjero en proyectos aeroespaciales e industriales de tecnología avanzada, y me sorprendió que nuestra región estuviera desconectada de la alta tecnología y fuera del circuito de nodos industriales avanzados.

Tanto es así que no pude encontrar un trabajo que aprovechase mi experiencia y tuve que autoemplearme como autónomo.

Aragón se veía a sí mismo como un centro automovilístico que gozaba de una situación privilegiada, de la que parece que nadie sabía sacar partido. Me pareció importante que en Aragón se conociesen las oportunidades que otras regiones estaban aprovechando y los trenes de futuro que estaban pasando e iban a pasar, para subirse a ellos.

Lo primordial era la alta tecnología, pero era inviable un Silicon Valley aragonés por falta de condiciones, no obstante parecía factible crear un centro aeronáutico de primer nivel alrededor del aeropuerto de Zaragoza, que es militar. Ahí se podría por ejemplo ensamblar y probar el Eurofighter, en el que yo había trabajado como responsable de la tobera, el Eurocopter o los aviones militares Airbus, lo que traería a Zaragoza cientos de empresas europeas muy tecnificadas y sería un revulsivo para los vuelos privados, la Universidad y crearía riqueza raíz.

A la vez había que ver cómo poner en valor esa famosa ‘renta de situación’ de Zaragoza, que no pasaba de una entelequia. Pensé que lo mejor sería crear una plataforma logística de distribución y cadena de suministro, a pesar de que el concepto ‘logística’ apenas había sido oído, pero en foros internacionales y nacionales se estaba ya fraguando como nicho de desarrollo. Como emplazamiento, elegí el entorno del aeropuerto porque así la plataforma tendría el modo carretera y el modo aéreo, aunque le faltaba el ferroviario.

Así que con las ideas bastante maduras abordé al presidente Eiroa en un acto para decirle que tenía estos temas que contarle, y nos emplazamos para después del verano de 1993. Pero hubo una moción de censura y pasó a gobernar José Marco, así que fue ya en 1994 cuando comenté por primera vez mi planificación estratégica al nuevo Gobierno, vía Jerónimo Blasco.

Por el lado aeronáutico propuse optar a los programas militares, por idoneidad y como compensación por la carga de Defensa que soporta Aragón, pero en paralelo empezar con un centro de estacionamiento y reciclaje de aviones, del que se elaboró el plan de negocio con ayuda de la empresa Tarmac. Por el lado logístico tuve el apoyo del Gobierno para reclasificar los terrenos de Plaza, a pesar de la rivalidad que se mantenía con el Ayuntamiento de Zaragoza. Ayudó la gran aceptación del documentó fundacional que redacté titulado ‘Veinte razones para una Plataforma Logística en Zaragoza’, que fue unánimemente aceptado.

La enseñanza de estos 30 años es que debemos seguir ideando, colaborando, apoyando todos estos proyectos, al margen del partidismo y tratándolos como estratégicos

El siguiente Gobierno, de Santiago Lanzuela, apoyó todas las iniciativas y para el centro de reciclaje de aviones se consiguió la cesión a Aragón de 700.000 m2 del aeropuerto de Zaragoza, igual de gratis que iban a ser los controladores, vigilancia, mantenimiento, pistas e instalaciones. Completé el anteproyecto de Plaza, modificando el trazado de los ferrocarriles para que cruzasen Zaragoza por el sur y no por el norte como estaba planificado, de modo que se conectase todo con Plaza y hubiese el tercer modo de transporte.

Incluso modifiqué el trazado del AVE para pasarlo por el aeropuerto y la propia Plaza, aunque el Ministerio de Defensa se opuso a mi primer trazado y tuve que proyectar el AVE por el sur del aeropuerto, lo que quizá sea mi fracaso más importante de aquellas planificaciones estratégicas, puesto que ello facilitó que el Ministerio de Fomento construyese el ‘bypass’ del AVE, que resta servicio a Zaragoza, y no sólo no tenemos parada e n Plaza ni en el aeropuerto, sino que muchos trenes pasan de largo.

A ello hay que sumar numerosos proyectos que planifiqué interconectados, como el soterramiento de las vías, idea del Colegio de Arquitectos, lograda a pesar de la obstinada oposición de la alcaldesa Rudi; la elección de Delicias como estación del AVE; la ronda sur de mercancías, cuello de botella en vía única, o el proyecto, sencillo entonces y hoy casi inviable, de metro ligero (pseudotranvía) entre el centro de Zaragoza, Estación, Oliver, Valdefierro, Montecanal, Arcosur, Feria, Plaza y Aeropuerto.

Así las cosas, el Gobierno de Marcelino Iglesias apostó por construir Plaza y atraer a Inditex, motor con que arrancó brillantemente la promoción del polígono.

Todos los gobiernos aragoneses intentaron, con poca convicción, que algunas de las inversiones aeronáuticas vinieran aquí pero se perdieron todas por no creer en las propias capacidades y el poco peso específico de nuestra región. Así el helicóptero Eurocopter y los Airbus militares recalaron en Andalucía, Albacete y Madrid. Finalmente, con dinero propio, y al margen de los grandes programas europeos, se decidió que el proyecto de estacionamiento y reciclaje de aviones se instalaría en Teruel.

Plaza creció, se colmató y se está ampliando. Y aunque costó que vinieran empresas de fuera, hoy Aragón está preeminentemente posicionado en logística, a lo que contribuye también el Zaragoza Logistics Center, referente mundial en colaboración con el Massachusetts Institute of Technology. Al resultado final han contribuido todos los gobiernos que hemos tenido y así debe seguir actuándose.

Actualmente somos una localización atractiva para los centros de datos de los gigantes tecnológicos, como Amazon o Microsoft, gracias a nuestro equilibrio industrial y social, al agua, a la energía renovable y a la conectividad por cable. Los últimos gobiernos están haciendo una labor notable de apoyo a estas inversiones que repercutirá positivamente en el bienestar de los aragoneses los próximos años.

La enseñanza de estas tres décadas es que debemos seguir ideando, colaborando, apoyando todos estos proyectos, al margen del partidismo y tratándolos como lo que son: estrategias y visiones para un futuro mejor.

Juan Antonio Ros, ingeniero y profesor de la Universidad de Zaragoza

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