Así es la vida

Pedro Sánchez, este sábado en Bilbao.
Pedro Sánchez
EP

Los científicos resolvieron en su día un dilema clásico y determinaron que el huevo fue antes que la gallina. Pero en otros ámbitos aún resulta muy difícil distinguir qué fue primero. 

Cabe por ejemplo preguntarse si para convertirse en líder hay que ser antes un cínico o es el liderazgo el que lleva a asumir el cinismo como medio inherente de supervivencia. Claro que hay cínicos que nunca liderarán nada pero también hay huevos que acabarán siendo una tortilla. Y aunque hay que admitir que existen líderes ajenos, al menos a primera vista, al cinismo, esto podría responder a circunstancias diversas que en el fondo solo contienen una atracción inevitable.

En Moscú aún resuenan las palabras de Vladímir Putin tras su aplastante triunfo electoral, las primeras en las que se refirió a la muerte del opositor Alexéi Navalni: "Tristemente, así es la vida". A través de ellas se erige un monumento a la hipocresía más despiadada, que Putin, ufano, exhibe ante Occidente seguro de la inmensidad de su poder. Podría muy bien considerarse una versión rusa del principio sanchista que hace de la necesidad virtud. El lamento virtuoso frente a la necesidad de aniquilar al adversario, una vieja costumbre mafiosa que combina sin conflicto aparente la devoción religiosa con el arte del asesinato.

En la España de hoy parece difícil –uno diría que incluso para los más adeptos al presidente– no reconocer en Sánchez un claro paradigma de cinismo tal y como lo define la primera acepción de la Real Academia. Hay que decir, no obstante, que se trata de una actitud comprensible cuando todo alrededor comienza a desmoronarse. Las falsedades, y aun los silencios, son entonces armas de desesperada resistencia para quien ostenta el poder. Cómo no entenderlo. Ahora se está librando una batalla sin cuartel que se extiende desde los tribunales a las más oscuras alcantarillas. Es una etapa de degeneración que se nos anuncia larga y que puede que acabe siéndolo para satisfacción de paniaguados, tertulianos y articulistas. Sí, así es la vida, que diría Putin. Que a todo eso muchos sigan llamándolo política solo es, en realidad, otra muestra de un burdo y amargo cinismo.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos por Alejandro E. Orús en HERALDO)

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