Redactor jefe de Organización y Cierre de HERALDO DE ARAGÓN

Ciervos, un lujo local

Fernando Rodríguez diseñó el monumento a la naturaleza o la conocida como plaza de los ciervos (frente al Palacio de Congresos)
Fernando Rodríguez diseñó el monumento a la naturaleza o la conocida como plaza de los ciervos (frente al Palacio de Congresos)
L. Z.

Se acaba de cumplir el quincuagésimo aniversario de la llegada de los primeros ciervos a la ciudadela de Jaca. Estos animales se convirtieron pronto en simpáticas mascotas y en símbolo ecológico para la vecindad, siendo como son indicadores de la salud ambiental de la Jacetania pese a la presión turística y urbanística.

Fue una precursora intervención medioambiental en la que se implicaron el Ayuntamiento de Jaca, el extinto Instituto para la Conservación de la Naturaleza, más conocido como Icona, y el Ejército en el marco de un plan de recuperación del ciervo ibérico. Cristalizó en medio de una ola ambientalista fomentada desde el Icona, cuya divulgación capitaneó con inusitado éxito el mítico Félix Rodríguez de la Fuente a través de sus popularísimas series de televisión.

En contra de lo que se pudiera sospechar, los tres primeros cervatillos (dos hembras y un macho) no llegaron de los bosques pirenaicos, sino de la reserva de caza Puerta de Hierro de la mismísima capital de España. Lo que ahora es un atractivo turístico intrínseco ligado a la histórica fortaleza militar, en cuyos amplios fosos viven una treintena de cérvidos para gozo y disfrute de pequeños y mayores, surgió de la propuesta del biólogo, taxidermista, artista y escritor gallego Fernando Luis Rodríguez Jiménez, quien fue también subdirector del legendario programa de televisión ‘El hombre y la Tierra’.

Con motivo de la feliz efeméride, el Ayuntamiento de Jaca le ha rendido esta semana homenaje en el Monumento a la Naturaleza, diseñado en los años 70 por el propio Fernando Luis, y este investigador se ha reencontrado con sus inquietos cervatillos, tanto los que corretean por la cava del castillo como los que parecen saltar en la escultura de piedra y metal de una plaza.

El proyecto ahora es también un programa pionero de educación ambiental y de salud. Da gusto que, medio siglo después, la iniciativa no solo esté consolidada sino que además se haya enriquecido con terapias para personas con trastorno de espectro autista y niños menores de 3 años con discapacidad intelectual en atención temprana. Todo un lujo local.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos por Mariano Gállego en HERALDO)

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