Subdirector de HERALDO DE ARAGÓN

Las broncas políticas y la percepción ciudadana

Vista de un pleno de las Cortes de Aragón.
Vista de un pleno de las Cortes de Aragón.
Guillermo Mestre

La última discrepancia sonora en las Cortes de Aragón -demasiadas para el escaso recorrido de la legislatura- evidencia la falta de sintonía entre el administrador y el administrado, entre los representantes y el votante, que distorsiona el sentido constructivo de una Cámara que, no se olvide, cumple su principal misión en el enriquecimiento legislativo de la Comunidad. Cuando se grita mucho, habitualmente, se ofrece poco salvo la hipérbole en lo que separa más que el consenso en lo que une. Hay un caso en Aragón que ejemplifica el mínimo valor que se otorga a la gestión pública cuando el regate en corto prevalece sobre los intereses generales: la construcción de la Romareda. Pocas veces se constató con tanta nitidez la ausencia de altura de miras y el estilo cortoplacista a la hora de gestionar los bienes públicos. Durante más de 20 años, corporaciones de uno y otro signo se las arreglaron para poner las zancadillas necesarias -todo siempre argumentado desde la más escrupulosa legalidad y el supuesto interés general- para evitar que el adversario pudiera cortar la cinta -o meter el gol- del nuevo campo de fútbol. Por supuesto, la culpa siempre es exclusiva del otro, porque uno ha mantenido el máximo interés en el nuevo estadio. Durante cuatro lustros, de manera asombrosa, las distintas corporaciones de Zaragoza fracasaron por la falta de altura de miras de quien ocupaba en su momento el banco de la oposición. Ahora, los plenos de las Cortes parecen abocados a reproducir escenarios superados por unos ciudadanos que, afortunadamente, suelen ocupar los espacios públicos con más talante conciliador que el que muestran sus representantes. Harían bien estos en no confundir la frase ocurrente o el argumento fácil con estrategias inteligentes y arrolladoras. Estas suelen desplegarse desde el consenso y la integración, pocas veces desde el oportunismo político.

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