La actualidad nos arrastra y solemos olvidarnos de que el empresario Publio Cordón, secuestrado por los Grapo el 27 de junio de 1995 en Zaragoza, no fue encontrado por la Guardia Civil en las cinco sucesivas búsquedas desde que a finales de 2008 el exgrapo Fernando Silva Sande colaboró con el Estado y confesó que lo enterraron en Mont Ventoux, en la Provenza francesa. 

Desde aquel día en que, en la Audiencia Nacional, se produjo esa confesión, la Benemérita ha intentado reiteradamente (2009, 2013, 2014, 2016 y 2022) localizar los restos de Cordón, pero sin disponer de medios técnicos suficientes.

Las dificultades para hallarlos se acentuaban porque Silva Sande no había estado antes en ese lugar y quien sí lo conocía era su compañero José Antonio Ramón Teijelo, que fue condenado en 2017 por su participación junto a la grapo María Victoria Gómez Méndez. Por eso, la viuda de Cordón reclamó en este periódico que se hiciera un careo entre Silva Sande, quien lleva un año y medio de tercer grado en un Centro de Inserción Social de La Coruña, y su compañero José Antonio Ramón Teijelo. Aunque los dos exmiembros de la banda terrorista fueron en su día expulsados de los Grapo, resulta que entre ellos no hay un trato afable, porque incluso llegó a haber amenazas de muerte de Silva Sande a Teijelo, según el abogado del afectado.

Visto lo visto, la única vía de solución de un caso enquistado para las Fuerzas de Seguridad del Estado parece que puede ser la ‘solución técnica’ que sirva para detectar desde un dron esa sepultura. Ya sea en Mont Ventoux o, como ahora sospecha la familia, en el jardín de la casa de Lyon donde Cordón estuvo desde el 27 de junio de 1995 hasta su muerte, una semana antes del pago del rescate en París, el 9 de julio de aquel año.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Ramón J. Campo)