Por
  • Marcel Iglesias Cuartero

Al campo le sobran razones

Al campo le sobran razones
Al campo le sobran razones
Heraldo

Tienen razón las gentes de la agricultura y la ganadería cuando se manifiestan: no han sido escuchados lo suficiente, no se les ha tenido en cuenta a la hora de diseñar las políticas agrarias como se debiera. La chispa ha estallado. 

Las protestas han surgido en España al albur de las que se dan por toda Europa. No es un tema nacional, aunque algunos se empeñen en ello para sacar rédito político. Es una cuestión de calado que nos concierne a todos los europeos.

El sector primario tiene muchas razones para reivindicar y reivindicarse. No solo por los bajos precios y los beneficios que van más a los distribuidores que a los productores, sino también por la subida de los costes de producción, que merma la rentabilidad de las explotaciones y la galopante corporativización del sector, que amenaza a la agricultura familiar. Venimos de uno de los años más difíciles de las últimas décadas, con una elevada inflación y una sequía histórica. A ello se suman problemas que perduran como la importación de algunos productos que no cumplen las mismas exigencias que los criados en la Unión Europea, la elevada carga burocrática, la maraña normativa, con algunas normas que carecen de lógica para el sector, o una PAC que debería ser más justa en el reparto de las ayudas.

Algo falla cuando el sector primario se siente en su mayoría agredido por la normativa ambiental. Algo falla cuando los propios gestores del territorio no se sienten partícipes de las decisiones sobre cómo deben gestionar las tierras. No hay que poner en duda que la producción agroganadera tiene que ser sostenible, pero algo se ha hecho mal para que no seamos capaces de valorar mejor a los productores que hacen su labor y a la vez cuidan de los ecosistemas de los que nos alimentamos. Algo no hacemos bien como consumidores cuando no valoramos adecuadamente el trabajo de las gentes del campo. Y algo hacemos mal desde la política cuando no logramos hacer atractiva para los agricultores y ganaderos la transformación hacia modelos de producción más sostenibles, ni más atrayente para los jóvenes la incorporación al sector.

El enfado del campo con las políticas europeas es profundo y viene de lejos. Toda la sociedad debe reaccionar para dar a la agricultura el trato que merece

El enfado del campo viene de lejos y es profundo. Por eso, los partidos políticos de la derecha y la ultraderecha quieren capitalizar las protestas e intentan encajar sus mensajes más perjudiciales y radicales. Los más antieuropeístas han tratado de alentar a los agricultores de unos países contra los de otros países, buscando desestabilizar la Unión. Pero, aunque esto haya sido así y en España también vemos mensajes muy dirigidos por la esfera ultra de Vox, es una grave equivocación asimilar este movimiento a la extrema derecha. La protesta es transversal, el enfado en el sector es generalizado y se está dando en toda la UE. Protestan agricultores y ganaderos de todas las ideologías, grandes y pequeños. Y no les faltan razones.

Ante esta situación hay que preguntarse qué puede hacer cada uno. La sociedad, los consumidores: comprar más los productos de aquí. Los distribuidores: pagar precios justos a los productores. Las instituciones: hacerles las cosas fáciles, ayudar a la transición y esforzarse más por evitar la sangría de explotaciones que desaparecen, hacer atractivo el sector.

Parece que la UE está reaccionando. Von der Leyen ya ha instado al máximo responsable de la agricultura en la Unión, el comisario Wojciechowski, a que frene las nuevas políticas hasta que haya acuerdo con el sector. Por cierto, hay que resaltar que este comisario, responsable de la PAC, pertenece al partido de la ultraderecha polaca Ley y Justicia, que comparte grupo con Vox en Europa.

A su vez, el Gobierno de España ha puesto en marcha un paquete histórico de medidas extraordinarias de más de 4.000 millones de euros, 1.400 de ellos en ayudas directas a los agricultores y ganaderos. Además, el presidente Sánchez fue clave en las negociaciones para que no se rebajase el montante global de la política agraria europea, como se preveía tras el ‘brexit’.

El que no ha tomado ninguna medida ha sido el Gobierno de Aragón del PP y Vox. A pesar de que el presidente Azcón prometió ayudas directas a la agricultura y el consejero Samper las reclamó insistentemente siendo líder de Asaja, ahora se han negado a otorgarlas. Ante la situación de dificultad del campo, no han tomado ni una sola medida efectiva para apoyar al sector primario aragonés. Además, su gestión de los pagos de la PAC está siendo desastrosa, con miles de perceptores sin terminar de cobrar, debido a la incapacidad de Vox en la gestión del Departamento de Agricultura. El Gobierno de Aragón no está a la altura del momento.

A los agricultores y ganaderos les sobran razones para protestar. Todos debemos poner de nuestra parte para ayudarles, el Gobierno de Aragón también.

Marcel Iglesias Cuartero es portavoz de Agricultura, Ganadería y Alimentación del PSOE en las Cortes de Aragón

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