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  • Mariano Sanz Badía

Descarbonización y mercadeo

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Descarbonización y mercadeo
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La necesaria descarbonización: En plena lucha de la humanidad por mitigar o eliminar la emisión de gases de efecto invernadero, asistimos a la 28ª cumbre internacional contra el cambio climático, COP-28, en Dubái, en la que gran parte de los participantes y especialistas se felicitaron por los avances alcanzados para conseguir que el incremento de la temperatura de nuestro planeta no supere los 1,5 °C acordados en el 2015 en la COP-21 de París. 

Pero en la actualidad podemos constatar que, tras los ocho años transcurridos, las emisiones han seguido creciendo a un ritmo incluso superior al de los años anteriores. Y se ha puesto de manifiesto que las causas del incumplimiento han sido "las diferentes circunstancias de cada nación sobre sus expectativas de competitividad en el mercado global"; es decir que el mercadeo más conveniente a cada país se ha impuesto al cumplimiento de los objetivos medioambientales, con desastrosas consecuencias.

Los nostálgicos recuerdos de la COP-21 de París: En París se adoptó como premisa que la acción por el clima debe avanzar a la par que el desarrollo humano, la dignidad y las oportunidades para todos, definiéndose como objetivo fundamental: "Reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático, en el contexto del desarrollo sostenible y de los esfuerzos por erradicar la pobreza". Ante la constatación científica y tecnológica de las ventajas de los sistemas energéticos eléctricos, de las fuentes renovables, especialmente la fotovoltaica con los sistemas de almacenamiento eléctrico directo, se acordó adoptar las siguientes medidas: Sistema energético con la máxima electrificación posible; sistema de movilidad y transporte todo eléctrico; generación de energía eléctrica, todo con fuentes renovables; sistemas y proceso energéticos, con la máxima eficiencia. Los acontecimientos de estos últimos años (pandemia y guerras) han puesto de manifiesto que a la problemática medioambiental deben añadirse la necesaria independencia energética de cada nación y la utilización de fuentes, sistemas y procesos energéticos estratégicamente seguros ante catástrofes y acciones bélicas o terroristas.

La COP-28 en referencia a la COP-21 de París: En la COP-28, tras la experiencia de los ocho años transcurridos, y ante la urgente necesidad de conseguir la independencia energética de cada país, se ha optado por priorizar los intereses industriales y mercantiles relegando el comprometido "avance en el desarrollo humano, la dignidad y las oportunidades para todos". Con el objetivo de evitar un previsible deterioro en la industria y los mercados de los actuales sistemas térmicos, se permite la utilización de combustibles fósiles condicionado a la neutralización de las emisiones mediante captura, almacenamiento y tratamiento del CO2. Considerándolos como "combustible de transición", se impulsan los combustibles sintéticos, dando especial protagonismo al hidrógeno renovable y bajo en carbono (producido con energía renovable, con la energía nuclear o con recursos fósiles con la captura y secuestro de carbono), así como a los combustibles derivados del hidrógeno.

En la cumbre climática de Dubái, ante la necesidad de conseguir la independencia energética, se optó por dar prioridad a los intereses industriales y mercantiles,
relegando el compromiso con el desarrollo humano

Con la aplicación de estos acuerdos, posiblemente se consigan los objetivos de descarbonización para el 2050, pero utilizando sistemas y procesos escandalosamente ineficientes, complejos y sofisticados, requiriendo inmensas infraestructuras e inversiones en procesos centralizados y vulnerables, solamente al alcance de las naciones más avanzadas, obligando al resto de la humanidad a la esclavitud tecnológica y comercial, en contra de lo consensuado.

Las evidencias científicas y tecnológicas: En la actualidad disponemos de sistemas y procesos modulables y distribuibles a nivel local, fundamentalmente con fuentes renovables y en gran parte con almacenamiento estático extraordinariamente eficiente, permitiéndonos cubrir nuestras necesidades energéticas con menos del 30% de la energía que actualmente estamos utilizando. Con el desarrollo y aplicación de estas tecnologías obtenemos sistemas con mínimo impacto ambiental, eficiencia, simplicidad, robustez y fiabilidad inigualables. En este nuevo escenario, con muy inferiores costos, según los más prestigiosos grupos de expertos independientes, las despilfarradoras tecnologías basadas en la combustión, incluidas las del hidrógeno renovable con sus derivados, solamente tendrían sentido en los casos de imposible o muy dificultosa electrificación. Deseando que a la mayor brevedad se apliquen las tecnologías avaladas por la ciencia, y el mercadeo verdaderamente inteligente con el que se beneficie toda la humanidad, seguiremos soñando con que…

Mariano Sanz Badía es catedrático de Ingeniería Eléctrica y miembro de la Asociación de Profesores Eméritos de la Universidad de Zaragoza (Apeuz)

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