Historias clínicas

Historias clínicas
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La nueva ministra de Sanidad, Mónica García (Sumar), viene en plan rompedor, del estilo de la Marianne del cuadro de Eugène Delacroix, ‘La Libertad guiando al pueblo’. Pues bien, la ministra en cuestión, quiere implementar el control de la gente con preguntas más propias del Centro de Investigaciones Sociológicas (¡si fuese para cambiar a Tezanos!) que de una historia clínica.

Ya me llamó la atención cuando empezaron a rodar con bombo y platillo (allá por los años ochenta del pasado siglo) los centros de salud, donde se preguntaba en las historias clínicas ¡agárrense! si tenían agua corriente con baño para cada familia. Comprendiendo que eran otros tiempos, también se preguntaba por la orientación sexual del paciente (homosexual o heterosexual). Eran los tiempos en los cuales los mandamases creían descubrir América, relacionando el estado de salud con la vida de cada paciente. ¡Elemental, mi querido Watson! Ya se hacía por los médicos (y médicas) de entonces, sin necesidad de irrumpir, así ,de sopetón, en la privacidad de cada cual.

Como si de Hacienda se tratase, el Ministerio de Sanidad quiere saber la renta de los ciudadanos; y la clase social. No sé cómo medirán eso tan (siguiendo a Baumann) liquido y subjetivo. Y también quieren saber de primera mano el nivel educativo. Que miren el último informe PISA y verán cómo gracias a los poderosos de hoy (sus propias gentes no son ajenas al desastre) no podemos estar satisfechos, pues vamos cuesta abajo progresivamente.

Ahora, la consigna ya no es aumentar la cultura del pueblo (aunque fuese para lavarle el cerebro) sino dejarlo completamente hueco. Así mismo, a nuestra ministra le preocupan nuestras condiciones de trabajo (y si lo tenemos); y si llegamos a fin de mes.

Se interesa también por nuestra vivienda, hasta llegar a hacer un auténtico cribado social. El estudio socio-sanitario de la población ha sido algo que ya hacía el médico avispado de toda la vida. Y si no eran avispados, en qué manos estábamos y estamos. Pareciera que se necesita un manual que se salte la privacidad, cuando todas esas cuestiones que se preguntarían para controlar son de manual de ‘kindergarten’.

Pero hay preguntas que van más allá del interés clínico. ¿Con qué fines? Es posible que esta anamnesis (preguntas del sanitario de turno) previas a cualquier exploración o prueba diagnóstica sea acertada en la teoría, pero no en la práctica, pues tal como están las cosas, no son necesarias ni pertinentes.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por José Luis Mateos)

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