Por
  • José Badal Nicolás

El guiñol español

El Gobierno de Pedro Sánchez se reúne en la finca Quintos de Mora, en Los Yébenes (Toledo), para plantear la legislatura...POOL MONCLOA - BORJA PUIG DE LA ..13/01/2024 [[[EP]]]
El Gobierno de Pedro Sánchez 
POOL MONCLOA - BORJA PUIG DE LA BELLACASA

Los retos a los que deben enfrentarse los titulares de los 22 ministerios son muchos y diversos: reforma de la fiscalidad, financiación autonómica, gestión de los fondos europeos, reducción de la deuda soberana (que ya se eleva a 1.577.732 millones de euros, 109,77% del PIB, unos 32.646 per cápita), contención de la inflación, abaratamiento de la energía, etc. 

A estos objetivos se suman otros, como la regulación de los flujos migratorios, la regeneración de nuestro deteriorado tejido industrial, la política agropecuaria, la adecuación de las vías de comunicación, la mejora de la sanidad, la calidad de la educación, la financiación de las universidades, el porcentaje del PIB destinado a la investigación científica, la medra de los recursos destinados a defensa, el enquistado contencioso de Gibraltar… En fin, pongamos aquí punto y aparte.

A más, el panorama político en nuestro país sigue agitado y sumido en el secretismo y la incertidumbre, en contra de la deseable estabilidad institucional y de la paz social que buena parte de la sociedad española reclama, y dificulta en gran manera enderezar nuestra maltrecha economía creando el marco necesario para la creación de empleo y riqueza. España continúa inmersa en el embrollo, en un estado donde el lío y el embuste han adquirido corporeidad. Salvo los políticos mediocres, estos sí, dotados de inteligencia artificial, que meramente desarrollan funciones vegetativas, más proclives a llenar su andorga que a procurar el bien de todos, y los rendidos a obscena pleitesía o los que tributan vergonzoso vasallaje, todos los demás mortales anhelamos una gobernanza conciliadora y eficaz.

¡Ay!, pero el mendaz doctor Sánchez, cada vez más propenso a la autocracia, y sus embelesados y sumisos adláteres porfían con necedad y pertinacia en sus cuentas y recetas, sin reparar en otras opciones alternativas. Uno y otros desoyen sesudos consejos e ignoran posibles soluciones y esto, por desgracia, no parece que tenga visos de enmienda. Todo lo contrario: la obstinación en la mentira y el disparate parece ser su norma de conducta y así van cargando su ya abultada mochila de ardides, tretas y añagazas.

Las componendas del Gobierno de la nación, ahora apenas hilvanadas, pero mostradas como paño de buena hilaza, constituyen en realidad un atractivo trampantojo que puede cortarse y deshacerse, como la mayonesa. Son varios los frentes abiertos en este contubernio patrio. Ha salido a la palestra la vituperable transacción del Gobierno (negada a medias) de trocar la sede en Madrid de la Autoridad Europea de Lucha contra el Blanqueo de Capitales por el desembarco de la Sra. Calviño, amiga y obediente colaboradora además de haber sido vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos, en la presidencia del Banco Europeo de Inversiones. La simple hipótesis de este bochornoso cambio de cromos causa estupor y provoca hondo malestar.

Por si esto fuese poco, el doctor Sánchez ha cometido un lamentable error en política exterior, un inoportuno desliz diplomático al confundir su rol como presidente de turno de la UE con sus apetencias personales, lo cual ha generado un grave quebranto de nuestras relaciones con Israel y ha empañado nuestra imagen frente otros países de la Unión. Algo que de nuevo delata la bisoñez del personaje por mucho que se suba al Falcon y se pavonee en el exterior.

Con el Gobierno de Sánchez, a pesar de sus muchos disimulos, está claro que
los intereses personales y partidistas se anteponen al interés general

Pero los asuntos ahora candentes son otros. La amenaza real de acabar con la separación de poderes del Estado, como sugiere el nombramiento del ministro de la presidencia y a la vez de relaciones con las Cortes, al que también se ha entregado la cartera de Justicia, por lo que es el símbolo vivo de la Trinidad (Dios uno y trino), daña la reputación de nuestro país y revela una ‘progresista’ deriva autoritaria y un alarmante alejamiento de lo que se entiende por una democracia moderna. La alusión a la instrumentalización de la Justicia o judicialización de la política, que hace referencia al uso de procedimientos judiciales con el objetivo de una persecución política basada en intereses espurios y no en el imperio de la ley (‘lawfare’) no es precisamente bálsamo que alivie el resquemor de la ciudadanía. El vicepresidente de los populares en el Parlamento Europeo, Siegfried Muresan, ya ha avisado al presidente del Gobierno del riesgo de que se bloqueen los fondos europeos por su "ataque al Estado de derecho", que es también un "ataque a las normas europeas".

La urdida amnistía que el trilero doctor Sánchez y sus comparsas se empeñan en sacar adelante con fórmulas arteras en provecho propio, lejos de procurar la cohesión y la sana convivencia entre los españoles, deviene en la partición y el enfrentamiento cainita de la sociedad, por cuanto implica la quiebra de la norma suprema, lleva aparejada la aberrante creación de un espacio de impunidad para la casta política y fomenta la desigualdad entre los españoles. En una democracia no impostada, que no es el caso de esta mal zurcida España, un gobernante no puede anteponer sus intereses personales o partidistas al bien común de todos sus conciudadanos. Algo inadmisible desde cualquier perspectiva, por mucho que se afanen en ello los taimados actores del guiñol español.

José Badal Nicolás es catedrático emérito de la Universidad de Zaragoza

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión